sábado, 30 de julio de 2011

Samanta

La conocí en una exposición de Sammuel, otro rechazado impresionista que no utilizaba el color negro en sus obras y, como otros de su escuela, sostenía mordazmente que el blanco no existía, por eso sus pinturas eran tan coloridas y tan odiadas por el refinado público que aún vocifera que no se permitan presentaciones de estos pintores en el Salón Mayor y tengan que recurrir a estudios fotográficos como el de mi colega Elmer donde la vi por primera vez.
Eran unas treinta pinturas, sin punto de fuga y espesos pincelazos rápidos cargados de color.  Yo, que también soy fotógrafo, había asistido interesado en la composición en los cuadros por lo que recorría el Estudio analizando –a mi modesta manera− la distribución en las telas, y lamentando sí, la poca ventilación que concentraba el fuerte olor del aceite de trementina y óleos. 
Escuchaba los murmullos de la gente y las risotadas del pintor cuando de repente se hizo un pequeño, pequeñísimo silencio y todas las cabezas giraron hacia la puerta de entrada donde una espigada mujer irrumpía con la sonrisa más tierna que jamás, jamás pude haber visto ni en sueños.
Sammuel se adelantó a recibirla y, apartado del tumulto que rápidamente la rodeó, la observé desde mi solitaria esquina.  Su largo pelo dorado enmarcaba una angulosa cara sostenida por dos brillantes ojos turquesa.  El vestido de satín escarlata parecía una hoguera de la que salían resplandores amarillos lechosos, tal era la blancura de sus brazos y manos.  Me atrajo la atención que aquella mujer no usara una sola joya, ni un alfiler, ni gancho, ni nada y, sin embargo, era la más elegante del lugar.
−Él es Mario –le dijo Sammuel frente a mí mientras un resplandor amarillo lechoso se alzaba hacia mi cara-.  Es fotógrafo.
−Qué bien.  Samanta −dijo ella.
Me sentí torpe y dichoso cuando besé su tibia y delgada mano.  Alguien urgió a Sammuel y ella me pidió sentarnos.
−¿Le pasa algo?  −me miraba a los ojos con una cálida sonrisa vecina a la lástima.
−Me ha impactado –murmuré.
−Espero que para bien.  Allá afuera hay mucha gente impactada por las pinturas de Sammuel y con gusto lo quemarían.
−No.  Yo…  Para bien.  Sí, me ha impactado para bien.
−¿Y qué fotografía?
−¿Yo? –no cabía duda que estaba fuera de mi capacidad racional−.  ¡Paisajes! 
−¿Elmer es amigo suyo?
−Sí, él me invitó.
−Nunca ha querido fotografiarme −dijo con un tono que anunciaba un berrinche.
−¡Imposible!  Yo viviría fotografiándola.
Al fin su risa, chispeante y espontánea, me permitió ver sus blancos dientes y su rosada lengua.
−No es para tanto −alzó la vista hacia los invitados y volvió su mirada a la mía−.  Tengo mucha curiosidad por esos retratos que hacen con esas máquinas.  ¿Dónde está su Estudio?
−Vía Roberto Scott, 73
−Lo veré mañana.
La cita era al mediodía, y desde muy temprano anduve dando vueltas y vueltas y vueltas, poniendo esto aquí, lo otro allá, trasladando objetos de un lugar a otro sin que terminara de estar conforme con la atmósfera de mi Estudio, y –para qué ocultarlo- urdiendo algún plan para que me acompañara a almorzar.
−Una señorita Samanta le busca.
−Hágala pasar.
Respiré hondo, tiré el aliento contra la palma de mi mano para que rebotara a mi nariz y volví a respirar profundamente un par de veces.  Escuché sus pasos, alegres y firmes en la galería y quise adelantarme a la puerta para recibirla pero me quedé petrificado cuando la vi entrar al salón.  La Samanta que me alzaba la mano a la boca tenía el pelo rojizo que volvían más oscuros aquellos ojos turquesa, y el vestido de una pieza de la noche anterior se había transformado en una chaqueta de terciopelo azul, una falda color caramelo y una blusa color salmón; también esta vez sin joyas ni accesorios.
−¿Me adelanté o retrasé? −dijo mientras iba a sentarse a un sillón y yo quedaba allí absorto. 
Tras unos segundos reaccioné y sonreí yendo a sentarme en otro sillón frente a ella.
−No me ha contestado.
−Sí.  Digo, no.  Anoche me impactó y, hoy me ha impresionado.
−No quiero parecerle petulante pero, ¿por qué le impacto o impresiono?
−Ahora parece otra.  Su pelo, su…  −no me dejó terminar.
−Basta, Mario.  No tolero la idiotez −dicho esto se puso de pie y yo no supe qué hacer.
Se dirigió hacia la puerta dispuesta a retirarse y entonces le grité.
−¡Para bien!
Samanta se detuvo, giró sobre sí misma y me miró sobria.
−Me ha impresionado para bien −balbucee.
Otra vez su chispeante e inesperada risa llegó a salvarme y a envolverme de embriaguez.
Toda la semana estuvimos trabajando.  Yo estaba iluminado, arrebatado por capturar todos los gestos de Samanta y ella se divertía jugando a ser obediente.  Cada día, también, tenía que reponerme a la fuerte impresión que me causaron su pelo plateado, el lacio, el azulino, el crespo, las trenzas, el rubio, el peinado corto, el castaño cobrizo, los rulos, el flequillo, el moño alto, el cabello enroscado y entrelazado, el trigueño…  Cada día, en fin, almorzaba conmigo otra Samanta.  Todo en ella confabulaba para encender mis más puras emociones.
Por extraño que parezca y pese a que las fotografías son en blanco y negro, jamás, y esto lo digo con la más honesta de mis palabras, jamás he podido verlas de otra forma que no sean a color, lo cual es una locura porque quién arruinaría una fotografía pintarrajeándola. 

47 comentarios:

  1. Sin temor a equivocarme diré que la señorita usaba un peluca diferente cada día y se convertía, gracias a ello y la ropa, en una mujer diferente con un denominador común: "Que todas ellas impactaban al protagonista de tu escrito".

    A mí, fíjate, no me parece extraño lo de ver color en una foto en blanco y negro, supongo que eso sólo depende de la percepción de la realidad que cada uno tenga.

    Es algo así como pasa con los bebés o los niños pequeños, toda madre dice que su hijo es guapísimo, los demás solemos darle la razón porque nos parece inapropiado decir lo contrario, pero la triste realidad es que hay bebés y niños feos y, siempre, me he preguntado si no será que sus madres les ven realmente guapos.

    Besos

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  2. Todo depende de cómo se mire... Y sobre gustos no hay nada escrito. Me ha encantado la historia y a mi que me gustan los colores fuertes, casi todos, menos el negro... Sin duda en Samanta lucían también todos los colores. Muy buen relato. Besos.

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  3. Existen muchos factores que inciden en la forma de percibir lo que nos rodea. Por aquí se dice: "Todo depende des cristal con que se mire".
    Magnífico relato, amigo.
    Saludos

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  4. Estupendo relato Julio. Me ha gustado mucho.
    Abrazos. Rosa

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  5. El relato es impecable,no distrae.Excelente!

    Tal vez percibía a las diferentes versiones de Samanta porque no existía ninguna...

    Un abrazo

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  6. Cuando una mujer se siente segura y firme, no necesita de joyas que la acompañen o adornen, aunque para mi gusto, también es un poquito soberbia y sólo piensa en ella. Pendiente de si la observan los demás y de sus caprichos.

    No me extraña que viera esas fotografías en color, le deslumbró semejante personalidad.

    Buen finde, Julio, besos.

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  7. Creo que las personas sólo impactan -para bien- cuando poseen una magia interior que trasluce hacia su exterior. Eso se trae "de cuna"; es una actitud natural que no necesita de acicalamiento alguno: ni joyas, ni indumentaria, ni pintura. Hay "algo" inexplicable que atrapa los sentidos y se aleja de las explicaciones convencionales. Quizás el por qué se resume en una condición que no se adquiere ni con conocimientos, dedicación ni empeño. ¡Simplemente ES! Y tal es el caso -a mi parecer- de Samanta. Sólo ES, existe y con ello basta y sobra... Esos colores que brotaban de las fotografías en blanco y negro, no eran más que su vibrante personalidad y ángel personal. Excelente relato, Julio!! Una vez más me llevas a la reflexión y al placer de leerte. Un beso GRANDE!!!!!!!!

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  8. Hello!

    He estado leyendo un poco de alegría que este es su blog, su escritura!

    Siempre me voy con un poco demasiado cómodo.

    Un fuerte abrazo un gran fin de semana!

    Te esperamos en el alma!

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  9. Siempre tus relatos nos cautivan, nos hacen volar con la imaginación, vivir la historia, sentirla como la sientes, es como una transportación a mágico mundo literario. Un abrazo fuerte desde Nicaragua.

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  10. Ni bien ni mal, Julio, estancando. Os pide tiempo y paciencia para contestaros a todos.

    Muchas gracias por preguntar, eres un cielo.

    Besos.

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  11. La visión subjetiva que impresiona, raramente varia con un cambio de vestido, peinado o color del mismo...
    Si el humano queda impresionado ante la visión que embelesa, es porque valora, porque ha sabido ver la esencia de la belleza en si, la natural, la invariable... la que por muchos colores con que la disfraces seguirá existiendo.

    Me ha encantado esta percepción y valor sobre la esencia y belleza natural de las personas... esa que por mucho que pintarrajees, disfraces o cubras seguirá estando, porque es innata, existe en blanco y negro... sin adornar...

    Precisamente porque es subjetiva aun estando sin color, el alma la observa con el abanico del arcoiris.

    Preciosa entrada Julio... naturalmente preciosa.

    Besos mil.

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  12. Decía mi tío abuelo y principal profesor de fotografía: La foto está en tu cerebro, no vale tener una Leica si no sabes ver la imagen. Los colores están en tus ojos, de nada te servirá la mejor película si antes no los has visto realmente.
    Tu relato se ajusta perfectamete a esas frases, que jamás olvido cuando tengo una máquina fotográfica en la mano, o cuando intento escribir o describir algo que siento o veo.
    No obstante, calidad es calidad, y encontrar tus escritos ha sido para mí como poder contar con una Leica para escribir realidades. Que las compartas es un lujo, y yo, egoístamente, las aprovecho.
    Sí, es un crimen pintarrejear el blanco y negro cuando los verdaderos colores han de estar en nuestros ojos.
    Un abrazo, en blanco y negro, con todos los colores de un 'aprovechado' agradecido.

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  13. EL color de la belleza interna, la verdadera belleza, es el que este hombre ha sabido ver en ella. Un bessito

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  14. Querido Julio: 'Para bien, que no por mal'
    bien has pintado el relato, chispeante y de finas ironías, como sueles.
    [Yo, 'para bien', caminito de Lisboa por fin! Y un portátil que me han dejado,'para bien', ya ves]
    ¡He conseguido en archivo tu obra de teatro. Me la facilitó JoseJosesita...
    He empezado a leerla ya.
    Besos

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  15. Los colores los ponemos nosotros mismos y tomamos la decisión de ver en blanco y negro o en color...

    Julio un placer leerte.

    Besos impactados( para bien) desde el aire

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  16. Me encantó!!!Aquí estoy yo pegada con los ojos abiertos esperando a ver que tenía samanta...pués samanta tenía una colección de pelucas impresionantes!!!!Ejercía su papel de seductora a la perfección...si??o...si???Mil besosss toreroooo!!!!Sales por la puerta grande!!!

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  17. Para gustos, colores, no?. A este hombre le impactó sus cambios de look constantes, a parte de su fuerte personalidad pero no a todos os gustan esos cambios. Depende mucho de la forma de ser de las personas.

    Yo soy muy reacia a llevar el pelo corto o teñírmelo de azul o zanahoria, por ponerte un ejemplo, pues lo mismo hay hombres - que se que los hay-, que tampoco les gusta.

    Abrazos

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  18. Cada entrada es más cautivante. Esta vez me he devorado cada frase para llegar al final.
    Y luego lo he leído detenidamente, lo que le ha cautivado a Sammuel es lo efímero de la apariencia pero no ha visto el interior en el que seguramente había una mujer insegura que no se tolera a si misma si no es cambiando su propia imagen.
    Me encanto y como veras esta vez no pude dejar la Psicología de lado.
    Un beso....

    P.D: Perdón por no visitarte antes, mi semana fue terrible

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  19. Julio, me impactas y me impresionas...cada día tus manos tienen una peluca distinta, para escibir relatos tan hermosos como Samanta. Aunque tus escritos están en blanco y negro, yo los percibo llenos de mágicos y vivos colores. Es un placer leerte. Recibe un fuerte abrazo.

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  20. Sin duda Samanta tenia una personalidad de esas que impactan, sin importar que color de cabello se ponga, o si trae o no joyas.

    Buena historia.
    Besos.

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  21. Estimado Don Julio, excelente relato, con una gran imaginación se transforma las tonalidades de gris en múltiples colores, muy grandes pensamientos, lo mantienes a uno atento a la lectura, digno de un grande como usted.

    Con mucho aprecio

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  22. Buenos días hace días que no se de ti guapa y que no vengo yo por aquí, pero estoy estos días muy liada de cosas y preparándome para irme el lunes una escapadita de 10 días, pero regreso jajja, Sabes yo creo que esa mujer era insegura de si misma, el cambiar de imagen o poner joyas, es como querer demostrar quien no eres, y yo digo “por mucho que la mona se vista de seda si mona era noma se queda” . Un beso

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  23. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  24. Que fascinación tan intensa sintió Mario, hasta punto de dudar y titubear al hablar. Le cautivó por completo pero no sé ... ella me transmite algo negativo.
    La siento aunque cercana, distante, con esa línea que marca su altanería aderezada con un toque de arrogancia y caprichosa, consciente de que puede jugar con ventaja.
    Besitos Julio.

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  25. Un relato que atrapa desde el principio. ¿Por qué se pone Samanta una peluca distinta cada día? ¿qué esconde?.
    Un saludo

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  26. Julio...el relato es espectacular!!!la manera en la que a través de frases y letras plasmas sensaciones es tremenda!!!!es todo tan vívido... pero tengo que decirte que así como tu relato me ha impresionado para bien, la tal Smanta me ha impresionado para mal, en el fondo era una muger altanera, arrogante, prepotente y superficial...era bella, si, muy bella, y lo sabía, y sabía la impresión que causaba en los hombres, pero no soportaba que esa impresión durase sólo unos segundos, un día....necesitaba sentir esa sensación constantemente, por eso cambiaba de look tan radicalmente, y si el hombre en cuestión no le respondía, se enfadaba.Que superficialidad la suya!!! sería que interiormente estaba vacía, hueca, y no tendría nada que ofrecer????
    Samanta, bella, sí, pero una pena de mujer.
    Un abrazo Julio, eres el mejor y mira la cantidad de vueltas que le haces dar a nuestras cabezas con tus relatos.

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  27. Siempre consigues sorprenderme con tus relatos.
    Pienso que lo que le cautivó fue su persona, su forma de ser...esa parte que está oculta pero que sólo ciertas personas pueden ver y en este caso nuestro protagonista lo percibió. Por ello las fotos acaban siendo de colores para él.
    Buen ralato donde el diálogo está muy bien conseguido.

    Un abrazo poeta y escritor

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  28. Hola amigo: eso de aparentar lo que no se es, es una marera de dizfrazarse.
    Siempre es un plcer leerte.
    Saludos.

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  29. En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo se ve del color, del cristal conque se mira, dice un gran conocedor y creo que tú mirabas desde el cristal con que te había impactactado esa bella mujer. Precioso relato, muy bien contado. Un abrazo.

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  30. Siempre me asombras. Utilizas el lenguaje con mucha seguridad, soltura y elegancia.

    Abrazo cálido

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  31. Dicen que la belleza está en el ojo del que mira. Me ha gustado la entrada, don Julio, ahora y desde antes. Es evidente que navega en varios géneros del arte. Enigmático personaje se ha encontrado.
    Un abrazo.

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  32. En primer lugar y como aficionada a la pintura que soy,me ha llegado hasta aquí el aroma del aceite y los óleos,he podido ver esos coloristas cuadros que tan bién describes.En cuanto a ella ¿Qué te impactó?¿Su belleza?¿Su personalidad?
    La belleza depende del cristal con que se mire y me ha gustado la manera de describirla,cambiante,un tanto esquiva a veces...
    Bella entrada Julio.
    Besos.

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  33. Hola Julio, preciosa entrada llena de la misteriosa mujer que te impactó así. Pero creo que lo que verdad veías era algo que tú llevabas tiempo buscando, porque la verdadera belleza está en el ojo del que la contempla...con sus luces y sombras... de todos modos, bellísimo relato.

    Mis saludos.

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  34. Yo, como siempre tan pesimista, he pensado que Sammanta estaba enferma y precisaba una peluca. Ella había querido convertir sus peores momentos en colores y belleza. Pero como creo que nadie lo ha entendido así será que estoy muy equivocada y tendré que leerlo de nuevo. Besos, Julio. La historia, desde el ángulo que yo la he leído, me ha parecido sobrecogedora y me ha tocado la fibra. Mil besos. Sea cual sea su trasfondo... es preciosa.

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  35. Bueno, condicionada por mi afición a la fotografía en blanco y negro y como aficionada igualmente a la pintura a la que últimamente desluzco y niego color, humildemente creo que Mario fue impactado por aquella primera imagen y posteriormente por el performance de Samanta precísamente porque contempló a esta mujer como una obra impresionista en la que el colorido posee una fuerza considerable (junto con la luz y la pincelada). Es incapaz de recordarla bajo la ausencia de color y sus preferencias estéticas parecen estar hermanadas con las de su amigo pintor que reniega del uso blanco y negro. He sentido a ambos como parte de la misma moneda pues el interior de Samanta queda diluído en la mente del fotógrafo para primar el vasto pantone de color de su indumentaria y el brillo de sus ojos, a los que refiere por el color más que por la expresión de la mirada.
    No obstante sí encuentro que el autor (maravilloso autor y preciado amigo) ha esbozado la actitud de Samanta con un halo de elegancia y cierto misterio que burla a los ojos de Mario y esa dicotomía entre los ojos del escritor y los del protagonista me ha fascinado. Te felicito Julio por este retrato tan sutil y exquisito que realizas de tus personajes.

    Un abrazo enorme e indomable.

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  36. No se si sea bueno o malo llegar casi de ultima a comentar tus escritos...lo malo es que ya casi todo está dicho y repetirlos sería no tener personalidad comentarista...lo bueno es que siempre los comentarios dejados en tus escritos son de la altura del escritor..
    En el relato veo a una mujer que influye fuertemente en las personas que conoce modificando su perspectiva de la realidad. Sammuel no podía pintar sino cuadros de muchos colores donde el blanco y negro no tenían cabida...Mario después de conocerla ya no era capaz de ver una fotografía en blanco y negro...simplemente han sido hipnotizados por Samanta.
    bss...un cuento surrealista muy encantador

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  37. María: Enteramente de acuerdo contigo, amiga mía, en relación a la apreciación que hacemos de las cosas, y por curioso que ocurra, muchas veces cuando veo fotografías antiguas -blanco y negro o sepia- las "miro" a color. Es extraño realmente. Un abrazo.

    Julie: Seguramente que sabía lucir la variedad de colores, Samanta. Allá por los años 70's me llevé una curiosa sorpresa, entré en un restaurante -New York, Estados Unidos- y en una mesa un grupo de hombres de color -negros- lucían elegantes y finos trajes y corbatas ¡pero todos de un colorido extravagante- verde limón, anaranjado, violeta, amarillo, etcétera. Contada la anécdota, con todo respeto. Un abrazo.

    Antorelo: Evidentemente, amigo mío, todo depende de los ojos que observan. Un abrazo.

    Rosa Mª: A mí también me ha gustado mucho toparme con estos personajes. Un abrazo.

    Elsa Tenca-Mariani: Interesante punto de vista, querida amiga, muy interesante. Abrazos.

    ion-laos: Gracias por tus comentarios, tu valioso tiempo y tu gran amistad. Un abrazo.

    Diana Profilio: Tu comentario, además de amplio y exquisito, ayuda a este autor a seguir con su oficio con más seguridad. Mil gracias, escritora amiga. Un abrazo.

    Vinicius.C: Gracias, amigo brasileño, recibe el cariño de Hablapalabra.

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  38. Silueta del alma: La idea es esa, amiga mía, que la palabra diluya ese tiempo entre "lector y escritura" y el primero vaya a los escenarios descritos y conozca a los personajes allí involucrados. Un abrazo hasta Nicaragua.

    ion-laos: ¡Estancado! Me recordaste un juego que de niños nos divertía, perseguir a un chico o chica y al tocarlo ¡estancado! Y el chico(a) se quedaba "congelado" hasta que otro le tocaba y volvía a animarse. Anda, ve a tocar a tu chico y descongélalo. Un abrazo.

    Gala(tea): Tu "natural" comentario desgaja aquí toda la sutileza de tu pensamiento y sentires. Claro que hay belleza, pese a los adornos, maquillajes o vestuarios. Siempre encontraremos una natural belleza en todos los demás. ¡Siempre, siempre, siempre! Apuesto por esa belleza vuestra. Un abrazo.

    Eduardo: Lo celebro maravilloso poeta, que estas letras en algo sirvan para contar con una Leica entre tus manos. Aunque "verteleerte" trabajar es un agasajo a los sentidos. Un abrazo.

    MEN: Corto y contundente tu comentario, querida amiga. Todos encontramos en el camino esa "belleza" que nos conmueve. Un abrazo.

    PiliMªPILAR: Mi enhorabuena por esos días en Lisboa, tu disfrute es también el nuestro. Y gracias por leer "Un continente para llorar", obra de teatro del 2003 que ahora vuelve a la vida frente a tus ojos. Un abrazo grande.

    Rosa: Gracias infinitas por tu presencia, por tus apreciaciones y tus valiosas palabras. Otro abrazo.

    midala: Samanta es todo un personaje, querida, celebro haberla visto entrar en la exposición de Sammuel, pero más celebro que Mario se recuperara y la fotografiara. ¡Gracias mil por mis Torero, Torero! Abrazos.

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  39. Jessenia: En lo que a mi respecta, amiga mía, soy muy conservador, y sí apreciaría ciertos constantes cambios pero no tan radicales como Samanta. Gracias por tu valiosa opinión. Un abrazo.

    Oriana Lady Strange: Me encantó su gotita psicológica, y no te preocupes por venir apurada, sé que todos tenemos asuntos que atender, lo importante es que siempre llegas, siempre estás. Un gran abrazo.

    Cinarizina: Qué hermoso es que, lógicamente, aunque los relatos estén en blanco y negro, seas susceptibles a ese abanico de colores que los pueblan. Un enorme abrazo.

    Diazul: Entiendo también eso, querida. A veces, para un autor es difícil meterse en la psicología de los personajes o en sus lejanas historias. Por ejemplo ¿cómo sería de niña, Samanta? ¿Estuvo casada? ¿A qué se dedica? En fin, los prefiero así, con sus brotes de misterio. Un abrazo.

    CAMPO LITERARIO: A veces me resulta difícil absorber con naturalidad los altos conceptos que sobre mí desparrama su generosidad. Gracias por ello. Un gran abrazo.

    Ar@bia: Que tus vacaciones estén llenas de sonrisas, alegría, mucha salud y que lo disfrutes. Un gran abrazo.

    Rosi: Puede ser, Rosi querida, puede ser que nuestra Samanta sea un derroche de soberbia y altanería o ¿inseguridad? Lo importante es que has disfrutado del relato. Un fuerte abrazo.

    Chelo: Créeme, amiga mía, no sé qué se trae esta Samanta con sus tan variados cambios de "look", y te lo digo, me gustaría saberlo. Un fuerte abrazo.

    METAMORFOSIS: Si Samanta se entera de todo lo que has expuesto sobre su personalidad, ten la plena seguridad que saltaré a defenderte. ¡Qué importante es que un relato dispare la imaginación y tu te pronuncies! Tu comentario me ha impactado ¡para bien! Un abrazo.

    Princesa115: Mi poeta, gracias por tus percepciones, tu tiempo, tu compañía y, por supuesto, tus valiosos comentarios. ¡Salud!

    Magda: También para mí es un enorme placer leerte, amiga mía; ir a tu "casita" y sorber todas esas perlas de sabiduría hace mucho bien. Un abrazo.

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  40. Alma Mateos Taborda: Muchas gracias, querida poeta. Aprovecho para agradecer que pongas todo tu talento en rescatar la producción lírica de otros(as) poetas y con la música y tu voz ¡enternezcas a nosotros, tus seguidores! Es inapreciable lo que haces. Mil abrazos.

    María Socorro Luis: Gracias, dulce poeta, y también te agradezco toda esa sublime poesía que sin egoísmos pones frente a tus lectores. ¡Un abrazo gigante!

    Emanuel Carrizo: Ciertamente, querido don Emanuel, este personaje me ha encantado, y más, mucho más que se haya prestado a la pasión de Mario ¡la fotografía! Gracias por estar. Un abrazo.

    Morgana: Te diré qué me gustó de ella, su soltura, valentía para decir lo que quería decir, y como dije antes, que haya salvado a nuestro Mario; aunque reconozco que me pondría los pelos de punta verla tan cambiante todos los días. Un abrazo, amiga mía.

    Ángeles: Reconozco esa gran verdad que hemos martillado todos en esta entrada; que la belleza depende ¡en mucho! de los ojos con que se la observa. Gracias por tu solidaridad con este autor. Un abrazo.

    merche marín: No eres pesimista, querida poeta, ¡eres muy sensible! Tu granero interior siempre saldrá a flote y, en este caso, ves en peligro a Amanda. Mientras a casi todos no nos ha gustado su "¿soberbia, altivez?", tú ves otra posibilidad. ¿Sabes que podrías estar en lo cierto? Un abrazo, poeta, y gracias mil.

    Gabriela Amorós: Los que disfrutamos de tu "La emoción indomable" hemos comprobado (y yo certifico) que no eres ninguna aficionada a la pintura ¡eres excepcional! Casi nunca comento tus cuadros -al igual que los de nuestra Diana Profilio- porque soy neófito en "Pintura" y podría decir una sandez, pero que aprecio vuestro arte, no cabe la menor duda.
    Te confesaré algo, lo de la fotografía (en blanco y negro) surgió cuando el relato ya estaba echado a andar, y tuve la suerte de hacer esa analogía de las obras impresionistas y la naciente Fotografía, que como todos sabemos era en blanco y negro.
    Aprecio como no tienes idea, tus reflexiones postSamanta, das al autor una mirada nueva sobre su obra, y eso, querida poeta, no tiene precio. Eres un ser maravilloso y generoso. Gracias por salirme al paso. Un abrazo.

    Simplemente Mirella: No importa -para mí- el orden en que me visitan, querida poeta, lo importante es que vienen, se zambullen en la historia y me dejan su valiosísima opinión; eso es lo realmente importante. ¡Me encanta la analogía que haces entre el arte de Sammuel y el efecto que Samanta impacta en Mario! Gracias por estar.

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  42. Ufff, no se por donde empezar... no dispongo de mucho tiempo ultimamente pero quiero razonar las sensaciones, el impacto que me lanzas con cada relato... he pensado que habia dos relatos, que se han separado y... samantha, he sentido que eran varias mujeres: una serie de dias que las relacionaban pero sin ser la misma a la que el fotografo veia "en colores", como no, y el resultado un trabajo de feminas diferentes...

    Como es la mente!

    Comentarte que en este blog tuyo resulta muy estimulante y muy enriquecedor, leer los comentarios de tan interesantes seguidores! Enhorabuena a ti y a tu publico.

    (Recuerdame que tire este teclado)

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  43. Cuánta sensualidad en este relato Julio. Son tan interesantes como peligrosas estas personas que pasan por la vida con tal despliegue de sensaciones. El paroxismo de las impresiones es casi como un narcótico. Me ha gustado.

    Un abrazo

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  44. Gostei muito da história Julio. Como sempre fenomenal!

    Obrigada pela tua presença em meu Oceano, é muito importante para mim, um forte abraço.
    oa.s

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  45. De vuelta al pago... Ví, en el blog de Midala, "el reclamo" por el comentario suprimido. ¡Pensé que no lo habías leído! jajajajaja (no se le escapa nada al susodicho, me pescó in franganti); es la primera vez que anulo un comentario (pensé que se suprimía y que no quedaba rastro). Pero no. ¡Máquina alcahuetaaaa! jajajaja
    Lo peor que ahora no me acuerdo textualmente qué decía -como para devolvértelo "intacto"-. Pero he de hacer un pequeño descargo. Ese día -la que suscribe- no tenía uno de sus mejores días, y había escrito una laaaarga perorata que no venía al caso -creo-. Después que lo publiqué y lo volví a leer, me dio vergüenza... jajajaja
    Intentaré reproducirlo: se refería a la devolución del comentario que le hiciste a Gabriela -con respecto a la pintura- Decías que no comentabas las mismas porque te considerabas neófito en la materia y podías llegar a decir una sandez. A lo que repliqué algo así: que la pintura no necesita de avezados técnicos; simplemente se resume en un: si “llega o no llega”; si alguien, al verla, se siente conmovido o impactado por algo que transmita. Me causa mucha gracia -a veces- un curador o un crítico de arte que se paran frente a una obra y comienzan a analizar supuestos simbolismos, el estado de ánimo del pintor, qué fue lo que quiso representar, etc, etc. y lo más probable es que el pobre infeliz del pintor habrá hecho lo que se le ocurrió, o lo que pudo y hasta se le habrá resbalado el pincel y manchó de casualidad el lienzo donde no debía ser, -o no- nunca podremos saberlo con exactitud. ¿Cómo poder imaginar qué quiso expresar Leonardo al pintar la Gioconda -que ni siquiera está terminada-? Y la historia comenzó a urdir simbolismos, metáforas visuales, enigmas y crearon un mito.¿Y sería sí? ¿Cuántas interpretaciones han hecho de La Ultima Cena? Y como ésto, miles de casos similares.
    Sin ir más lejos, yo no tengo ningún conocimiento catedrático a lo que a letras se refiera y me atrevo a dar mi humilde opinión -más de una oportunidad habré dicho sandeces y las seguiré diciendo-
    A lo que iba -¡ya me fui por las ramas!- es que todo, según mi forma de pensar, pasa por las sensaciones que se despiertan en el espectador y en el lector. En pintura, de nada sirve una super técnica, ni poder encasillar una obra en impresionista, expresionista, cubista o cualquier otra “ista” que se pueda aplicar. Puede ser estructuralmente perfecta y, sin embargo, no irradiar nada.
    Resumiendo mi bla, bla, bla… digo: cuando una pintura -sea de Gaby, Dalí o Profilio- te inspire algo, que no necesariamente tiene que ser lo que inspiró al pintor, sin ningún tipo de prurito ni temor: DILOOOOOOOOOOOOO, COMENTAAAAAAAA !!! jajajajaja
    Ahhhhhhhhh... ¡Qué alivio! Bueno, ya está. Era un poco ésto -palabras más, palabras menos- (aunque me parece que esta vez, lo dije con más palabras) Habiendo restituido lo usurpado, me retiro en paz -y sin vergüenza- jajajaja Un fuerte abrazo !!!!!

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  46. Muy bonito relato, Julio. El fotógrafo veía lo que quería ver y la modelo acompañaba con su total seguridad en sí misma. Cada día era una mujer en una sola. Algo sensacional para un fotógrafo que quiere ver muchas imágenes dentro de la misma persona para captar su mundo interior. Precioso y muy elegante relato.

    Me gustó

    Un abrazo
    Felicidades
    Ana

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Ahora te toca hablapalabrar