sábado, 17 de septiembre de 2011

Malos augurios

Adornada estaba la ciudad con antorchas y farolas; la noche también, con su mantón de lentejuelas y brillantes. La muy noble, muy leal e invicta Sevilla dejaba el luto por su rey y se entregaba a un baile de máscaras en el castillo de don Hernando Tudela quien ordenó colgar en los muros −desde sus merlones− las banderas de Castilla y León para conmemorar otro aniversario de la capitulación mora.
Los alborozados carruajes llegaban y salían alegres sus enmascarados ocupantes, otros llegaban a pie, y otros esperaban en la plaza de Santa María la blanca o en la de San Francisco a que se ambientara la fiesta para unirse al jolgorio.  Más allá del Guadalquivir dos muchachos hablaban alegremente. 
Eran Fernando y Diego esperando a Gonzalo.  Aún no alcanzaban los veinte años pero el galope, la espada y la guerra habían puesto una ramita de vejez en sus corazones.  Al fin una sombra amostazada fue acercándose.
−¡Vive dios, don Gonzalo!  Que ahora os hacéis esperar −gritó Fernando.
Abrazándolos, el recién llegado comentó entusiasmado.
−Loco este corazón mío, don Fernando, que ha perdido el total rastro del tiempo, y sólo porque mi madre se ha quejado del alboroto en las calles he caído en cuenta de vosotros.
−¿Será posible? −Exclamó extrañado Fernando.
−La mejor espada de Sevilla ha puesto su empuñadura a los pies de un rubí −dijo riendo solemne Diego.
−¡Un ángel! −Brotó la voz de Gonzalo como saliendo detrás de un altar−  ¡Aunque de lejos, vos la habéis visto, y no me negaréis que es un ángel!
−Tres días no os veo y me pierdo un año de noticias.
Gonzalo tomando de los brazos a sus amigos los animó a cruzar el puente de Barcas.
−Una vida en tres días, amigo mío.  Un día para verla, otro día para encontrarla ¡y hoy! −Se detuvo de golpe y alzó sus manos al negro cielo−  ¡La he besado!
−¿Y quién es la favorecida? −Preguntó Fernando haciéndolos retomar la marcha.
−Doña Jimena.  Doña Jimena Wissel.
−No la conozco −declaró Fernando.
−Pocos tienen esa suerte, amigo mío, ha vivido en Alemania; pero nuestro amigo −dijo palmeando la espalda de Diego− ya la ha visto, a la distancia, pero visto al fin.
−Jimena Wissel −murmuró con una inexplicable angustia Fernando.
Caminaron en medio del puente que también lucía una que otra antorcha lanzando débiles resplandores en el aquietado río. Adelante, una sombra de colores llegaba en dirección contraria a ellos con un repiqueteo de collares y pulseras. Cuando la gitana pasó cerca de ellos, el puente rechinó y se escuchó el eco de un lamento río abajo. Los cuatro se detuvieron. La mujer se volteó a los muchachos que ya la miraban.
−¿Alguno de los señoritos ayudaría a esta vieja?
Gonzalo se quitó el sombrero y hurgó en el interior sacando una moneda que alargó a la gitana.  Ella alzó sus ojos para ver los de su benefactor, luego bajo la vista a la mano abierta en cuyo centro estaba la pieza de metal.  Recogió la moneda y dijo al muchacho.
−No vaya el señorito adonde va −luego se dirigió a los otros−.  ¡Apártense!  Esta noche no estén juntos −dicho esto les dio la espalda y volvió a meterse en la penumbra.
Los muchachos terminaron la andadura del puente recogidos en un pesado silencio.  A sus espaldas, del río comenzó a levantarse una neblina y la tibia noche fue poniéndose helada.  Cuando llegaron al castillo de Tudela la alegría había vuelto a los tres amigos quienes entraron y fueron saludando a otros.  El baile había comenzado y los muchachos salieron a un balcón.
−Arruinados estamos, don Diego −advirtió Fernando−,  al parecer sólo nuestro amigo bailará con un ángel.
Gonzalo tenía puesta su mirada en el lejano río que ya lucía un manto lechoso y tardó en responder.
−Esperemos que así sea, amigo mío.  Pero venid −les dijo poniéndose adelante y haciéndolos cruzar una pequeña galería por la que accedieron a unas empinadas gradas.
−¿Y qué queréis en la torre torre orre orre? −Dijo Diego
−¡Ya lo veréis eréis eréis éis!
Salieron a la terraza y Gonzalo apuntó su dedo hacia el río.
−Allá lo tenéis.
−¿Qué con él? −Indagó Fernando.
−Sólo una curiosidad, don Fernando.  He querido mostrárosla.
Diego recostó sus brazos en el vacío de dos merlones y tirando su voz al abismo reflexionó.
−Son las almas de los infieles −vio hacia abajo y una sombra amostazada caía, pero no dijo nada; luego se volvió a sus amigos con un resplandor extraño en su rostro−.  Aún no los hemos echado…  No sus espíritus.
Fernando se adelantó y puso su mano en el hombro de Diego.
−De ellos sólo nos quedan estas piedras, don Diego, nada más.
Un aleteo negro cruzó entre los muchachos sin que estos lo vieran.
−¡A la fiesta! −Volvió a saltar alegremente Gonzalo.
−Sí. A eso hemos venido, a divertirnos −dijo Fernando dando un codazo a Diego− y a conocer a un ángel.
Los tres desandaron el camino y se integraron al festejo.
−¿La veis? −Preguntó Fernando a Diego repasando a los invitados.
−No −se quejó el otro.
−Vendrá.  Sólo tened paciencia −dicho esto, Gonzalo fue alejándose de sus amigos−.  Os traeré vino.
Fernando y Diego quedaron en un rincón complaciéndose de las jóvenes que bailaban, y más de alguna los miró interesada.  En un momento inadvertido, Diego abrió su boca y quedó estático, cuando Fernando se dio cuenta del gesto de su amigo y que recorría pálido con su vista la llegada de una mujer enmascarada y su marido, a decir por el beso en la boca y la mano de ella en el brazo del hombre, se alarmó.
−¿Os pasa algo?
Diego balbuceó.
−Allí está. La mujer de vestido negro con máscara dorada.
−¿Susana?  ¿A esa Jimena se refiere don Gonzalo?  ¡Por dios!
−¿La conocéis?  −Diego estaba a punto del escándalo.
−Susana…  Susana Jimena Rodrigues, ciertamente desde párvula vivió afuera.
−Alemania −aclaró Diego.
−Jimena Wissel.  Hasta ahora la asocio.
−Esa mujer es el ángel de don Gonzalo.
−Escuchádme −apremió Fernando−.  No la conocemos.  No la hemos visto nunca.  No seremos nosotros los que metan en un infierno el corazón de don Gonzalo.
Diego asintió imperceptiblemente e inmediatamente Gonzalo se acercó haciendo malabares con una vasija y tres vasos de metal.
−Ayuda, amigos −dijo extendiendo su mano donde llevaba los tres vasos−. Perdonad los dedos dentro ¿pero cómo traerlos? −luego fue sirviendo el vino.
Diego se interpuso entre Gonzalo y la perspectiva donde aquella mujer y su marido cuchicheaban y se besaban. 
−Vamos al balcón −urgió Fernando.
Pronto terminaron el vino y los amigos dejaron al enamorado en el balcón yendo por más vino, aunque sólo era un pretexto para maquinar alguna solución al problema. Sacarlo de allí era imposible y permanecer en la fiesta hacía crecer más el peligro de exponer a Gonzalo a la desilusión.
−¡Citadlo!  −Dijo Fernando mientras se detenía entre la gente y murmuraba a su amigo− Diréis a don Gonzalo que ella quiere hablarle, pero seráis vos disfrazado de ella ¡y no diréis nada!  Ningún sonido saldrá de vuestra boca.  Sólo asentid o negad −Diego estaba paralizado−.  Mostrad a doña Jimena desinteresada o arrepentida.  Os juro que es la única forma de sacarlo de aquí.
Cuando regresaron con el vino, Gonzalo tenía su vista puesta en el río y en las callejuelas vacías de la ciudad.
−Sólo porque habéis ido juntos he quedado tranquilo.
−¿De qué habláis? −respondió nervioso Diego.
−Recordad a la gitana −e imitó el hablar de la anciana−.  Esta noche no estén juntos.
−¡Salud!  −Apremió Fernando.
Y los tres brindaron.
−Os tengo gratas, don Gonzalo.
−¿La habéis visto?
−Vuestro ángel me ha pedido que os lleve a la capilla, allí os esperará.  Yo le he dicho que ya estáis grandecito y que os negaríais a cualquier compañía.
−En la capilla −dijo suspirando Gonzalo, apuró el vino y salió del balcón rumbo a la capilla.
Diego comenzó a quitarse la capa y el sombrero, en tanto una mujer se acercaba con una capa negra, una máscara dorada y una mantilla del mismo color.
−No sé en qué estáis metidos, pero no hagáis alboroto o veréis −dijo alzando su mano.
−Es sólo una broma, tía −explicó Fernando.
−Muchachos −dijo aburrida la mujer y se retiró.
Diego cargó con las piezas y también se marchó, no sin antes pedir a Fernando.
−Reunámonos luego en la terraza de la torre, llevad allá a don Gonzalo −y se alejó apresurado.
En la penumbra de la capilla, arrodillado, Gonzalo escuchaba los latidos de su corazón, le sudaban las manos y un tembloroso hilillo eléctrico recorría su cuerpo, luego sintió unos ojos en su espalda, y allí estaba “ella”, en la oscuridad pero podía adivinarla.  Se levantó y fue hacia el bulto que, contrario a lo que esperaba el muchacho, se alejó unos pasos.
−¿Qué sucede?  No os haré daño.
También Diego temblaba y bajó la cabeza.
−¿No queréis verme?
Diego, disfrazado de Jimena, negó.
−Explicadme entonces qué hacéis aquí y para qué me habéis citado.
Diego volvió a negar.
−¿Es esto una conjuración?  ¿Una burla, acaso?
Diego negaba, y retrocedía, y se arqueaba, y asentía, y negaba.
−¿No hablaréis?  −Preguntó Gonzalo quien comenzaba a exasperarse, mucho más, viendo como “Jimena” negaba con la cabeza.
Entonces Gonzalo se decidió por el camino más tortuoso, aunque, expedito.
−¿Habéis jugado conmigo, Jimena? 
Un asombroso odio se encendió en el pecho de Gonzalo cuando vio asentir aquella sombra, y trató de hilvanar la siguiente pregunta.
−¿Nunca me amasteis?
El renegrido bulto negó con la cabeza, entonces el ángel de la venganza fue a abrazar por detrás a Gonzalo, tapó sus ojos, mordió su cerebro y llevó la mano del muchacho a su espada quien la asió y la dirigió con toda su ira contra “aquella mujer” que ya se retiraba.  El muchacho escuchó un sordo suspiro y el bochornoso golpe del cuerpo cayendo al piso.  Boquiabierto y aturdido corrió lejos de allí, guardó su espada, cruzó el jardín y volvió a la fiesta, necesitaba encontrar a sus amigos, “esta noche no estén juntos.” resonó en su cabeza.  Vio a Fernando dirigirse a la galería y lo siguió, vio el faldón de su capa meterse en el hueco de las escaleras y fue tras él, cuando alcanzó la terraza, Fernando caminaba nervioso, y él, sin hablarle fue a poner su cabeza entre los merlones y a respirar agitadamente hacia el vacío.
−¿Qué os ocurre?  −Le dijo inquieto Fernando.
Pálido, tembloroso, terriblemente deformado en su rostro le contestó con una herrumbrosa voz.
−La he matado, don Fernando.  La he matado.
Fernando estuvo a punto de arrodillarse pero clamó fuerzas internas para seguir de pie.
−¿Me estáis diciendo que…? ¿Estáis diciendo que has matado a doña Jimena?
−Sí. En la capilla −pudo responder Gonzalo.
Fernando llevó sus manos al rostro y entonces sí cayó de rodillas.
−Escaparé esta misma noche −escuchó a lo lejos decir a su amigo.
−Es don Diego vuestra víctima.
Gonzalo abrió sus ojos y no cabía en ellos otra pizca de dolor.
−¿¡El qué!?
Fernando como pudo, se puso de pie, y trató de explicar.
−Don Diego descubrió que la mujer que vos amáis tiene dueño, y para evitaros el dolor se nos ocurrió ¡oh, dios!
Todas las palabras del mundo desaparecieron, todas las frases se dispersaron y en aquellas jóvenes miradas envejecidas por el sufrimiento se resolvió el destino, primero Fernando viendo cómo su amigo era tragado por el abismo de la torre; corrió angustiado, escuchó un golpe lejano y vio la pluma del sombrero de Gonzalo que bailaba en una caída sin fin.  Quiso llorar y no pudo, quiso gritar y no pudo, quiso hablar y salió corriendo.
Entró intempestivamente al salón, y sólo hasta que vio a Jimena y su marido pudo articular palabras.
−¿¡A qué habéis venido, hijo de yegua!?
Todo se estatizó, la música, la gente, la flama de las antorchas.  El único movimiento era el que producía Fernando adelantándose hasta el extranjero quien ya había retirado a Jimena de su lado.
−Sí.  ¡A vos os hablo, mal nacido!  ¿Os pregunté a qué habéis venido?
Aquel hombre sacó su espada y, como si aquella espada tuviese un repelente imantado, pronto se hizo un círculo de máscaras y capas que rodeó al extranjero y a Fernando; éste amagó el ataque y cuando fue hacia su adversario bajó la guardia exponiendo el corazón.  Por allí entró el acerado aguijón de la muerte, soltó su espada y al decir “Gracias” un borbotón de sangre salió de su boca.  El hombre tiró su espada cerca del cuerpo de Fernando quien yacía muerto en una deformada alfombra de sangre.
−¡Qué honor hay en matar a un suicida!
Tres ataúdes yacían solitarios en la pequeña capilla de Tudela.  La mañana entraba hiriente por un pequeño vitral y se habían prohibido el luto, el repicar de campanas y la misa; pese a ello, una gitana oraba en la última fila, y lloraba estrujando una pequeña moneda en su mano.

47 comentarios:

  1. La galería de personajes es asombrosa. Construir un relato a partir de un dispositivo coral de esta magnitud se nos antona como algo complejo. Añadiremos los laberintos sentimentales y el encadenamiento de planos, para concluir en un admirable visto bueno. Estamos recomendando a nuestros peñistas que accedan a esta web para alternar la furia deportiva exagerada con el sano ejercicio de la lectura paciente.

    Saludos y nos vemos de blog en blog y regularmente.

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  2. Querido amigo y maestro:

    Ya hace tiempo que visito HABLAPALABRA y cada relato que encuentro me parece más fascinante y maravilloso que el anterior.
    Estos Malos augurios me han dejado, sin embargo, boquiabierto.Este cuento lo contiene todo, la historia, la fábula, la amistad, el destino, el amor y todo magistralmente escrito sin un detalle que no esté cuidado hasta el extremo para que la triste historia de estos tres amigos funcione como un reloj Suizo, enganchando al lector hasta su abrupto pero inevitable final.

    Absolutamente maravilloso, te aplaudo en pie y con el sombrero quitado.

    Un fuerte abrazo.

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  3. penyabogarde: Aprecio grandemente tu visto bueno, amigo mío, tu valiosa apreciación de este pequeño drama y que recomiendes a mis hermanos peñistas que vengan a Hablapalabra donde serán bien, bien recibidos. Y como tú dices, nos vemos de blog en blog. Un gran abrazo.

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  4. clochard: Me consta, mi querido Javi, que tu espaldarazo da cuenta de muchas lecturas, lo cual me resulta sumamente estimulante, sobre todo para no defraudar tu expectativa. Soy un autor con suerte, lo confieso, porque acuden a mí, personajes de la más variada "emoción y fábula" y ocurren este tipo de cuentos ahora, o relatos como el anterior. Lo absolutamente maravilloso amigo mío, es vuestra presencia y hermanada complacencia. Un gran y fuerte abrazo.

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  5. Un cuento magistral, muy bien ambientado. Consta de personajes arquetípicos y maneja las emociones con destreza: amistad, pasión, venganza. El personaje de la gitana nos permite reflexionar sobre el destino. ¿Podemos cambiar el destino? Seguramente sí, pero raras veces escuchamos las voces de las sibilas, en esta caso esa gitana mendiga que ve el futuro.

    Aplausos
    Un abrazo fuerte
    Ana

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  6. Un breve comentario... heredamos de los griegos, su idea del destino que en otras culturas no existe, como buenos latinos podemos creer en el pero ... dicho destino es una respuesta a partir del arcano que encierra la posibilidad de nuestro futuro en la vida.
    ¡Excelente narrativa amigo escritor!
    Una pregunta ¿Es parte de alguno de tus libros esta serie de cuentos o son tu última creación?
    Abrazo hasta Argentina amigo salvadoreño

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  7. Estupendo Julio! me enganchado completamente en la historia, los lugares, los personajes...y como siempre en toda gran historia el amor y la tragedia en el centro.
    Me encantado amigo, eres un escritor maravilloso. Un abrazo enorme.

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  8. Pues que me ha encantado, ¿qué más decir?.
    Una historia muy bien contada con ese toque trágico...
    Felicidades.
    Un abrazo.

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  9. Y que voy a decir sobre esto: Si entre personajes, lugares, la magia de tu pluma asombra. Uno se hace una pregunta podemos cambiar el futuro?... Personalmente creo que si, ya que el destino no son números fijados sino caminos a seguir en función de nuestra propia personalidad... Y he aquí donde mayor relevancia toma tu relato, al ver como la gitana puede alterarlo.
    Lo único que me queda claro, es la gran imaginación que tienes y como nos recreas en un ambiente que nos llena de pálpitos.

    Un fuerte abrazo, Julio. Eres genial.

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  10. Me agrada leer en uno de tus relatos que el lugar donde se desarrolla está en esta mi tierra.
    Por otro lado me ha gustado mucho el relato pese a su final trágico. Muchas veces soñamos con conocer nuestro destino incluso poder cambiarlo, pero no escuchamos las señales que esté nos da...en este caso no hicieron caso a la gitana...yo soy muy de "señales" y procuro escucharlas...por si acaso. Besos Julio. Me ha impactado el relato.

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  11. Si, un relato que lo contiene todo. Es un viaje a las raíces del cuento mismo, desde la tragedia griega hasta el Mercader de Venecia.

    Queda esa sensación de destino inapelable, como las predicciones de los oráculos que aún al ser conocidas por sus protagonistas lograban cumplirse de todas maneras. La gitana desaconsejó que estén juntos durante la noche; irónicamente acabaron juntos en la capilla de Tudela (Dentro de sus cajones),

    Un relato exquisito, un reloj suizo hecho de tinta y argumento, una clase intensiva de narrativa; con escenas de tono casi cinematográfico como la de la pluma del sombrero meciéndose hasta el vacío o la del final, con la gitana apretando la moneda que le había dado Gonzalo.

    Incluso hay lugar para el humor, negro pero humor sin dudas, cuando el asesino dice: "Qué honor hay en matar de un suicida",

    Un cuento que lo tiene todo, otra razón, si acaso a esta altura hicieran falta razones para decir que usted, amigo Julio, es nuestro indiscutido maestro.

    Un abrazo enorme, gracias por convidar de su iluminación.

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  12. Un ambiente recreado con minucia, en el cual es un placer deleitarse. Y el enseñar deleitando aquí se complace.
    El hado cumple su irremediable cometido, entre lances y suspense. Y cada objeto metafóricamente hablando cumple su meta : moneda, embozados y espadas.
    Decía Shakespeare que el destino es quien baraja las cartas, pero nosotros somos quienes las jugamos...
    Besos, Julio.
    Magistral.

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  13. Magistral relato en donde todo sucede y es contado con esa magistral mágia a la que nos tienes acostumbrados.
    Amigos, amor... venganzas.. un final trágico... y muchas preguntas que hacernos sobre el destino si está o no escrito... y si podemos cambiarlo.
    La figura de la gitana, yo que de estas cosas ni creo ni descreo... me dejó temblando.

    Abrazo grandote.

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  14. Increible.Es uno de los relatos que más me gustó!!Lo tiene todo,amistad,intriga,muerte,burla...Genial maestro.Orejas y rabo torero!!!

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  15. Se está disipando el misterio de "la tos del tucán". Parece ser que Fray Berengario ha acuñado el término para darle un uso de comodín ante situaciones embarazosas. Otros teorizan sobre la analogía entre la tos del tucán y el banal hecho de empatar un encuentro deportivo. Quizás puedas alumbrar el debate con otra tesis más fiable que las que hasta ahora se barajan.
    Muchas gracias.

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  16. Un cuento ambientado en la Sevilla carnavalesca,(ciudad romántica la mía..jeje),en un entorno lleno de leyenda y embrujo...,con unos personajes y una temática llenos del romanticismo de la época,de la magia de los augurios de las viejas gitanas...y de la bruma y el rumor de su río(guadalquivír),entre viejas leyendas trianeras,y sus viejas cigarreras cruzando el puente...(que aunque no estan...,flotan en el relato)
    Perfectísimamente descrito el ambiente...,perfectísimamente diseñados los personajes...,y perfectísimamente trazado el relato.
    Julio...,hoy te has superado a tí mísmo.
    Mientras leía, podía sentír el frío de la bruma del río,me veía detrás de los personajes cruzando el puente de Triana a Sevilla ó viceversa..,y podía ver la arrugada cara de la gitana en la penúmbra...dejando su sentencia en el aire.
    Y todo eso unido a que conozco la ciudad perfectísimamente...,han hecho que se despierte en mí ese halo del romanticísmo que caracteríza a mi ciudad natal.

    Ufff...,Gracias Julio por tu relato de hoy.

    Millones de besos,hoy al derecho.

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  17. Espectacular relato con ambiente de época, me pareció estar leyendo algo como Los tres mosqueteros o El gatopardo, felicitaciones Julio!

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  18. Los pucheros de kasioles17 de septiembre de 2011, 17:14

    Son las dos de la madrugada, debería estar dormida, pero tu relato me ha enganchado de tal forma, que has hecho me olvidase de la hora, se me espabilara el sueño y aquí sigo encantada con la entrada de hoy.
    Conozco un poco Sevilla, he visto a las gitanas con sus ramitas de romero leyendo la mano, he visto el río y esa ciudad tiene algo de misterio.
    Siento que tu escrito acabase tan mal ¡pobres chicos! pero has logrado mantenerme intrigada hasta el final. Muchas gracias.
    Abrazos.
    Kasioles

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  19. Hola Julio!! Buenísimo amigo!! A través del relato vas dejando detalles de un final trágico pero sin decir cual es. Cuando se llega el final uno se queda en ese otro mundo de las palabras atrapada. Me encantó.
    Besossssss

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  20. Julio...el drama de una historia contado con excelencia narrativa...tu imaginación y la descriptiva, juntas, producen un efecto mágico...te admiro y te sigo con mucho entusiasmo...recibe mis felicitaciones y un fuerte abrazo.

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  21. Hola Julio, confieso que ahora estoy con pocas ganas de leer y me cuesta mucho hacer algo; sin embargo, leer tu relato me ha enganchado desde el principio hasta el final.
    Se nota el arte y todo el saber que en ti hay.
    Te felicito, querido Julio, por tan hermoso relato.
    Abrazos. Rosa.

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  22. ¡¡Ay, alocada y precipitada juventud!! ¿Es que no conocían aquel famoso refrán?? "Del viejo el consejo"...
    "Que de noche le mataron
    al Caballero,
    la gala de Medina,
    la flor de Olmedo".
    Lope de Vega le daría una nota excelente. Y yo también.
    Un abrazo!

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  23. ¡Magistral, Julio! Admiro tu talento, tu ingenio, esa manera de urdir una historia enriqueciéndola con cada detalle: pintando cada rincón, ataviándola con sus ropajes y bordándola con los diálogos de la época. Me has hecho presenciar las escenas como si estuviese en la butaca de un cine; y al terminar la película y tras encenderse las luces, no pude borrar la imagen de la gitana estrujando una pequeña moneda en su mano...
    ¡Maravilloso! Felicitaciones una vez más, mi querido amigo. Un fuerte abrazo!!!

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  24. Un relato que ha lo largo de su lectura va probándose diferentes vestimentas para deleitar al ojo lector que siempre busca ese "algo más" y siempre lo encuentra aquí, en sus cuentos, Julio.
    En mi opinión, un excelente cuento.
    Saludos.

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  25. Digno de Alatriste.
    La gitana debe sentirse muy frustrada.

    Saludos.

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  26. Amistad hasta la muerte… Un valor que cada vez escasea mas.
    Tus letras me atraparon desde el principio. Eres un mago de las palabras y de las imágenes. Eres capaz de transportarnos a cualquier punto del universo y del tiempo en un pispas, con una maestría increíble, siempre que te leo me parece estar dentro del relato. Gracias por compartir un pedacito de tu mente y tu corazón con nosotros. Un bessito

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  27. Eres un maestro.
    Me he metido de lleno en la historia,tanto y de tal modo que hasta me ha parecido sentir el frío acero de la espada atravesando el cuerpo,las ilusiones y la felicidad de los tres amigos...
    Esa gitana es ese puntito perfect que acentúa el relato con su misterio.
    Besos.

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  28. Hola Julio.

    He recibido en Actos Invisibles la visita del Anónimo, vertiendo ponzoña a diestro y siniestro y con una especial inquina hacia tu persona.
    Creo saber de quien se trata y ya le he contestado como bien se merece, no obstante como habla de ti he creído que deberías saberlo.

    Un fuerte abrazo.

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  29. Me admira cómo manejas las palabras y cómo creas relatos sobre cualquier ambiente o época, y me sigue sorprendiendo tu capacidad para gestionar tu tiempo, para leer a otros y para escribir en cantidad y con tanta calidad...
    Eres mi héroe.
    ( Regresé después de una impuesta ausencia por temas laborales).
    Un beso ( o dos, o tres).

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  30. Qué tragedia! Por evitar un dolor a un amigo, se produjo todo lo contrario. Nunca sabemos si acertamos o no en las decisiones hasta que no se produce el desenlace.

    Me imagino la angustia de la gitana, aunque veo que a tí nunca te han cogido de la mano, menudo peligro tienen! No te la sueltan!

    Soberbio Julio, plas, plas, plas!!!

    Un beso.

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  31. En Sevilla, en el Rocio, una gitana me pidió dineroa cambio de la buena voluntad. Yo con la incertidumbre que producen estos augurios le dije que tenía poco y no podía dárselo porque no podría coger el autobús. Ella me dijo: "dame esos 50 euros que llevas en el bolsillo y te regalaré la buena ventura". Acto seguido perdí el miedo me dí la vuelta y marche entre las maldiciones de la gitana. Y es que hace que no veía 50 euros..... jaja. Es verdaera mi historia Julio. La tuya es un compendio de maestría literaria, una reunión entre el ingenio y el talento. Me ha gustado mucho sobre todo la riqueza de detalles con que la ornas. Un abrazo amigo.

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  32. Un gran relato con personajes y hechos que surgen de una rica imaginación y que acomodas con el talento que te caracteriza. Admiración y respeto, maestro. Saludos cordiales.

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  33. Hola Julio

    Escribes de tal manera que es tan fácil verlo. Parece una obra de teatro resumida. Cuánta intensidad, el castillo, los amigos, la gitana, las señales aciagas y funestas, el ángel convertido en señora dama.... Impresionante.

    Me ha encantado.

    Besotes.

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  34. He sorteado negras estelas de capa con brillos de espada, he contemplado exhausta el puño de una camaradería indisoluta, has volcado polvo de senda y olor avellanado a los ojos de esta lectora entusiasmada, esas “sombras amostazadas” que resbalan por todos los huecos del relato, auspiciantes y aviesas, la advertencia de la gitana redoblando luto por doquier, todo parecía tener un pálpito antiguo, como si estuviera fraguado ya en la memoria de los protagonistas, y así, sin darme cuenta de que te estaba leyendo, me has hecho transpirar hasta células de fatalidad, sintiendo ya como la aorta del destino se postraba al filo para ser seccionada, engullir la sangre por el todo, quedarme finalmente con las campanadas de muerte a cambio de la ingenuidad de pálpito de un caballero enamorado… ha sido espectacular, querido escritor y amigo, sobrecogida y abstraída de todo con esta regresión traspapelada hacia algo que parecía haber vivido esta que te comenta –o no se ya si te comento o me gustaría seguir en el escenario que creaste en mi mente para seguir “blablableando” con entusiasmo-, me llevaste allí, Julio Díaz-Escamilla.
    Te aplaudo, admiro tu talento y me enorgullezco de contar con tu apoyo y cariño.

    Un abrazo indomable.

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  35. Solo puedo levantarme de mi butaca para aplaudirte durante cinco, ó diez, ó veinte minutos seguidos, hasta que se me deshaga la piel de las manos. ¡Qué tragedia, cielo santo! Shakespeare se inclinaría seguro ante tus letras, corazón. Besicos felices por una historia tan desgarradora!

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  36. Admiro tu talento con las palabras, como manejas personajes y situaciones, aunque prefiero los finales felices, la tragedia es una parte de la visa. Mis reiteradas felicitaciones Un abarzo

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  37. Hola Julio!!
    Tienes razón,qué casualidad pues el escenario es la misma ciudad,y tú le has dado ese aire misterioso,con ese río y esa gitana,prediciendo "viendo" que algo va a ocurrir,algo trágico.
    Pasión,amor,juventud,amistad...buena conjugación en un tiempo pasado,donde se moría por amor y por amistad.
    Gracias por venir a verme y te aplaudo por tu magnífico relato,que me ha llevado a andar por tan magnífica ciudad.

    Un beso!!

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  38. Ana Muela Sopeña: Es importante la reacción de la lectura, fina poeta, por ello atesoro cada uno de los comentarios que aquí se vierten. Te digo, que el autor es ajeno a las creencias de los protagonistas, y siempre, o casi siempre, como escritor he estado alejado de los griegos. Mil gracias y un gran abrazo.

    Leticia: Ya lo dije a la poeta Ana, no comparto la mayoría de los postulados occidentales, dejo sí, que los protagonistas actúen de acuerdo a sus convicciones ¿que son las mías? No necesariamente. Mis personajes se desenvuelven no con una libertad condicional sino entera. Sobre este cuento en particular, pertenece a un libro de cuentos que sería publicado el año anterior pero, al no llegar a feliz puerto con la editorial, aquí lo tienes. Otros son el producto del Laboratorio que significa Hablapalabra. Mil gracias por tu presencia. Un gran abrazo.

    Guille: Agradezco tu visita, escritor amigo. Ya anduve por Un lugar en el mundo y te he dejado mis apreciaciones, por supuesto, que siempre halagadoras a tu trabajo. Otro abrazo enorme para ti.

    Towanda: Peronalmente he disfrutado con la escritura de este cuento, aunque el final sea trágico. La literatura no PROMETE que todos sean felices. Lo que sí es feliz, es este abrazo. Gracias mil.

    Quino: No tengo la menor idea sobre ese concepto occidental de "destino", fino poeta, sí creo en el devenir gestual y discursivo de los personajes quienes van contándonos -con ayua nuestra- su drama. Mil gracias por tus valiosos aportes. Un abrazo.

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  39. METAMORFOSIS: ¡Ay, Sevilla, Sevilla. La Cartuja, La Algaba, el puente de Triana! Cuánta historia anda murmurando por sus calles y muros. Ésta pudo haber sido una de ellas. Tu comentario es una "señal" de ello. Mil gracias por tu apoyo y muestras de inigualable amistad.

    Juan Ojeda: Lo he dicho, gran suerte me ha acompañado con estos personajes contándome su historia, desde su encuentro del otro lado del Guadalquivir hasta la capilla de Tudela al día siguiente. Me encantó, lo confieso, encontrarme con lo de "sombra amostazada" y "sombra de colores". Gracias por tanto, amigo mío, mil gracias por tanto que nos das. Un abrazo.

    La Zarzamora: Como si todo fuese planeado: "moneda, alegría, embozados, sorpresa, espadas y muerte". Gracias mil por tu presencia y apoyo. Un abrazo.

    Gala: Siempre he sostenido ¡y sostengo! Que desde que la imagen o idea aparece en nuestra mente, ésta ya trae su propio discurso; valga esto para trasladar hacia allá el mérito de lo que tú aplaudes. Otro abrazo grandote para ti.

    midala: Celebro que lo disfrutaras, amiga mía, y, por supuesto, que más celebro mi Torero, orejas y rabo. Gracias mil, querida amiga. Gracias mil. Un abrazo.

    penyabogarde: Ya he dejado mi percepción sobre la "tos del Tucán" de nuestro ironman Berengario, amigo mío. Gracias por estar. Un abrazo.

    Maribel Cano: Me ha encantado, para graficar tu percepción el: "(...) Perfectísimamente descrito el ambiente, perfectísimamente diseñados los personajes, y perfectísimamente trazado el relato.". Esto, lo digo, parece ser un mérito del autor de turno. También he visto todo cuanto has descrito, escribirlo fue una experiencia maravillosa, un estar allí sin estar. Un gran, gran, gran abrazo.

    maria cristina: Lo importante es que lo disfrutaras, amiga mía, eso es lo más valioso para Hablapalabra. Un gran abrazo.

    Los pucheros de kasioles: No voy a lamentar quedarte un poquito más de tiempo al lado de Hablapalabra para conocer la fábula en la que se involucró Fernando, Gonzálo y Diego, amiga mía, porque gracias a ellos obtengo tu simpatía, cariño y soliaridad. Un gran abrazo.

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  40. Gabriela Maiorano: Mi querida poeta, lo que ocurre es que ni yo sé en qué parará todo el embrollo en que me sumergen los personajes, no sólo en este cuento sino en otros también. Un gran abrazo y gracias.

    Cinarizina: He de reconocer que me sentí imantado cuando comencé a escribir esta historia y no me alivié sino y hasta terminar de contar. Gracias mil, poeta. Un abrazo.

    Rosa Mª: He de decir a mi poeta amiga, que tiene usted prohibido bajar la guardia, sentirse triste y decaída, para ello tienes a todos estos amigos tuyos que tanto te quieren, y a Hablapalabra que siempre te espera con los brazos abiertos. Un abrazo para levantar el ánimo. Y gracias mil.

    Mercedes: No lo conocían, amiga mía, infortunadamente, y nuestro Lope de Vega poco hubiera hecho para convencerles de esto o lo otro, porque todo ocurrió en un santiamén. Un abrazo y gracias.

    Diana Profilio: Las mismas sensaciones que te poblaron, escritora amiga, también fueron mías mientas las escribía. Mil gracias por tanto que das a este autor, muy agradecido. Un abrazo.

    Emanuel Carrizo: Gracias, mi querido amigo. Recuerde que el día 22 de Septiembre cuando suba al escenario y reciba su premio de Cuento, ha de acordarse de su servidor y éstos, sus amigos. Un gran abrazo.

    TORO SALVAJE: Gracias, Toro, tengo la impresión que guardará la moneda como talismán. Un abrazo.

    MEN: Vuelvo a decirlo, también yo caigo en esa fenomenología que el relato o cuento (de turno) provean. También estoy allí en el lugar, acompañando a los protagonistas. Un gran abrazo, y gracias.

    Marinel: "Por allí entró el acerado aguijón de la muerte.". Sé que es una escena dura y cruel, pero es lo que ocurrió fabularmente. Te agradezco en todo lo que vale tu percepción y comentario, amiga mía. Un abrazo.

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  41. clochard: Es lamentable, querido amigo mío, que a tu edad, en un momento cuando estás entusiasta y entregas tanto literariamente hablando tengas que presenciar las miserias del mundillo literario. No me perdono ser yo la causa de que aparezca un "pobre diablo o diablita" y ¡te joda! Me hace mal que toquen a mis amigos. ¡Le he dicho a ese anónimo que aquí estoy, pero que dé la cara y se meta con mis amigos! Perdóname que te haya expuesto de esa manera. A la próxima, sólo ignora. Te queremos, Javier, y mucho. Un abrazo.

    Kayla: Ser el héroe de una estupenda escritora tiene su mérito. Lo aprecio, atesoro y lo comparto con mis amigos. Un gran abrazo y ¡bienvenida!

    ion-laos: Ya ves, amiga mía, cuánto puede producir la información que ponemos o ponen en nuestra mente (digo yo), todo servido para una gran diversión y termina en tragedia. Un gran abrazo.

    Karras: Ha de ser un buen negocio, entonces, dedicarse a decir "la ventura" a los paseantes ¡50 euros, vaya! Yo les leería una poesía o un cuentico por menos de eso, te lo aseguro. Gracias por tus conceptos, amigo mío. Un gran abrazo.

    S.A.D.E.FILIAL VILLA MARIA: Extrañaba a mis amigos de Villa María, lo confieso, y hoy me alegra de tener a alguien de ustedes con nosotros. Mil gracias por acordarse. Un abrazo.

    Ene: Celebro que lo disfrutaras. Un gran abrazo.

    Maria Eugenia: Entiendo que es una cuestión de tener claro en la mente las imágenes, luego todo será de organizarlo escrituralmente tal y como lo miras; y sí, todo parece un trozo fílmico o dramatúrgico. Mil gracias por tu comentario, cuánto nos ayuda. Un abrazo.

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  42. Gabriela Amorós: Que importante lo que has mencionado, admirada poeta: "(...) todo parecía tener un pálpito antiguo, como si estuviera fraguado ya en la memoria de los protagonistas,". Y lo resalto porque siempre he sostenido algo, sobre todo en mis laboratorios de Dramaturgia: "Cuando el personaje aparece en nuestra parte consciente ya ha vivido otras situaciones, ha dicho otras cosas, ha estado en diversos lugares que, por supuesto, desconocemos, pero que iremos descubriendo en la medida que respetemos su hacer y decir". Me refiero a que los personajes no son ¡generación espontánea! Antes de verlos ¡ya han vivido! Que lo vivieras es un enorme regalo que haces a Hablapalabra, porque tú entiendes y experimentas cuando procedes a entregarte al rito de la creación escritural. Un indomable gracias y un amorosiano abrazo.

    merche marín: ¡Pero qué grandes que son! ¡Tanta solidaridad para con este autor! Mil gracias por elevar mi estima y estimular este andar literario. Un gran abrazo.

    Lapislazuli: Gracias, amiga mía, y lo he dicho, la Literatura no promete siempre finales felices, así que ¡a respetar sus designios! Mil gracias y un abrazo.

    estrella: Estupendo, querida amiga, que disfrutaras el andar de estos chicos que, infortunadamente, cayeron en la tragedia. Mil gracias por estar, por venir, por apoyarnos. Un abrazo.

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  43. Huy, Julio, todo un drama de tintes históricos éste, ambientado en el sur de mi país, en una época en la que brillaba cada noche el acero de las espadas más aún que la propia luna, espadas con la que se lavaba el honor mancillado e incluso la más mínima afrenta.

    Muy bellamente relatado, mi querido amigo y con ese final trágico digno del siglo de oro español.

    Un gran beso y muy feliz semana.

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  44. Julio, con éstos relatos zorrillescos, me tranportas a la butaca de un teatro imaginario, donde al subirse el telón se llena de mágicas palabras, escenas muy elaboradas y conseguidas, actores soberbios interpretando su guión, y un regidor escondido comprobando que todo funciona en la "función".

    He corrido tras los distintos escenarios, me he asomado a la vertiginosa caída de la torre, entré en la fría capilla, sufrí el espadazo final en el salón de baile y me estremecí, con aquella mujer vieja que portaba una moneda en la mano...

    Siempre me gustó el teatro clásico, pero tú me lo haces disfrutar desde mi balcón.

    Besos.

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  45. A la flor del romero que 'te se' vaya lo malo y te venga lo 'güeno'-Algo así decía una buenaventura gitana.Gran relato de sombras amostazadas bajo una noche estrellada (manto de lentejuelas) jeje.Has evocado impecablemente una época de la que siento predilección y donde grandes obras literarias y películas han dejado su huella.Me gusta esta época de picaresca,de amoríos,de duelos donde se utilizaba el castellano con toda su riqueza,has sido valiente con este relato y eso se agradece,lo has hecho muy bien.
    Lo de la gitana y su supuesta videncia es un tema para hablar largo y tendido aunque por esta vez haya dado en el clavo,¡vive Dios!.

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  46. Excelentes relatos amigo, puede uno consumirse el día en sus letras, como sucede cuando se lee a un verdadero cuentista.

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