miércoles, 21 de septiembre de 2011

El misterioso señor Barden

Nadie supo exactamente de dónde había llegado el señor Barden.  Un día la vieja casa de los Rámila, que se fueron amargados tras el suicidio de Amalia –la hija mayor− amaneció ocupada por un señor que semanas después vimos caminar por las polvorientas calles del pueblo.
Era muy viejo, delgado y de piel curtida, con poco pelo y barba canosa, caminaba encorvado metido en un saco de gamuza negra, un pantalón gris y una camisa de dudoso color en cuyo cuello anudaba una cinta café o roja a modo de corbatín.
Aquella mañana yo estaba en el almacén de Pietro comprando unas arvejas. La señora Marga las pesaba cuando la ruidosa puerta se abrió y entró el señor Barden. Ambos nos quedamos estáticos. El viejo se adelantó al mostrador, y me volteó a ver con sus ojos grises, golpeó con su bastón el piso y yo salté unos pasos hacia atrás, luego se dirigió a la señora Marga.
−Necesito kerosene.   
La señora Marga forzó una sonrisa y una cortina verde lamió su cuerpo; luego apareció con un botellón y lo puso en el mostrador.
−Un barril −protestó el señor Barden.
−Pediré que lo lleven a su casa, dentro de una hora más o menos.
−Yo lo llevaré −contestó el viejo dando otro golpe en el piso y haciéndome dar otro salto hacia atrás.
Volvió la señora Marga a dejarse lamer por la cortina y entonces escuché al viejo decir malhumorado:
−No estoy tullido
Yo me hice el desentendido y metí mis manos en un costal abierto de habichuelas que chasquearon escandalosamente.
−¡No hagas eso! 
Me voltee hacia él y sólo se me ocurrió decir:
−No, señor.  Disculpe.
−¿Qué edad tienes?
−Once, señor −dije a punto de llorar.
−A tu edad ya me bañaba solo ¿entiendes?
La señora Marga y su marido Pietro llegaban, con mucho esfuerzo, rodando un barril y el viejo apartó su vista de mí.  Me sentí aliviado.  Colocaron frente a la puerta de entrada, y Pietro se dirigió al viejo.
−Aquí lo tiene, señor…  −y sonrió.
−¡Barden!  Barden.  ¿Cuánto es? −Dijo muy, pero muy serio.
−Seis pesos.
El viejo recostó su bastón en el mostrador, se quitó una bota, sacó un sobre, y de allí, un billete que puso en el mostrador. Vi su pie desnudo, muy blanco, huesudo y con la uña del dedo gordo negra, muy negra, toda la uña era negra, era la uña más negra que jamás había visto. La señora Marga cogió el billete, abrió una gaveta y puso otros billetes y unas monedas que sonaron sordas en el vidrio del mostrador. Él metió los billetes en el sobre y junto con su pie huesudo y la uña negra −muy negra− lo guardó en la bota. Volteó a verme y yo volví la vista a las habichuelas. Escuché cómo zapateaba el piso y recogía las monedas, tomó su bastón y caminó hacia el barril. Yo estaba expectante, realmente emocionado esperando ver al viejo cargar sobre sus hombros aquel tonel lleno de kerosene.
−Lo ayudo señor Barden −dijo Pietro con tono decidido.
−Entonces llame a los hombres de la carreta que están afuera −contestó el viejo.
Así lo hizo y dos muchachos entraron, cargaron el barril y salieron.  El viejo se detuvo en la puerta y dijo a Pietro y a la señora Marga.
−Hagan que ese muchacho se bañe.
Por la noche, cuando mi padre bajaba al sótano, donde tenía su laboratorio y preparaba medicinas que le pedían en la farmacia −nuestra farmacia está a dos esquinas del almacén de Pietro−, me reunía en el jardín trasero con mis amigos que me esperaban ocultos (después les explico por qué) y estaba con ellos hasta que mi padre salía del sótano; no era difícil saberlo porque mi padre hacía mucho ruido al caminar, al hablar, al bostezar, al hacer todo ya que era un poco sordo, había perdido el cuerno y desde entonces tenía que acercar la oreja a la boca de la gente y él gritaba. Por eso nosotros siempre sabíamos dónde estaba y qué hacía.
Les conté la espeluznante aventura en lo de Pietro, del anciano que se llamaba como hacen las ranas, de su olor a madera húmeda, de la mirada que echaba fuego, las botas llenas de dinero y la uña negra, “¡muy negra!”, repetí.
Aníbal −que era gordo y con quien nunca podíamos jugar de correr, no por lo gordo sino porque se asfixiaba− tenía sus ojos puestos en cada una de mis palabras, pero Antonio no me creía ni una sílaba.  ¡Ah, sí!  Mi padre me había prohibido ser amigo de Antonio porque su papá robaba ganado… sólo por eso, aunque yo nunca lo vi ni siquiera con una vaca chica. Siempre me buscaba, y mientras mi padre hablaba con Aníbal, Antonio hacía ruidos en el patio y yo le hacía señas al gordito para que fuese al patio a ocultarse con Antonio, luego yo hacía una seña y salían. Casi en la penumbra, porque en la galería sólo había un candil, hablábamos de muchas cosas y nos contábamos muchas cosas y secreteábamos muchas cosas.
Antonio −antes de que les contara lo del viejo− nos lo dijo:
−Hoy llegué hasta Loma Alta (un pueblo lejos del nuestro) y no me gustó −él se colgaba al paso del tren y se metía en cualquier vagón.
Luego les conté lo del viejo, y Antonio nos asustó de verdad.
−Vamos a la casa de ese vampiro −me arrepentí de haber abierto la bocota−. Entramos a la casa por detrás y lo espiamos por las ventanas.  Así vemos cómo se convierte en murciélago y sale por la chimenea a buscar gente para chuparle la sangre.
−Mañana −dije para ganar tiempo y luego inventar algo para no ir.
−No.  Hoy mismo.  Cuando todos se duerman.
Aníbal fue el último en llegar –pero llegó−. Anduvimos dando tropezones por el patio de la vieja casa pegados a las paredes externas. Pocas ventanas estaban iluminadas y eso dificultaba caminar. Antonio era el líder, detrás de él íbamos en silencio, pesadamente ¡entonces ocurrió! Por todas partes comenzaron a saltar unos ruidos de ultratumba “bar-den, bar-den, bar-den, bar-den” y temblaban las ramas y tallos.
−Son ranas −susurró Antonio.
−Nos ha descubierto, vámonos −pedí suplicante.
−Son ranas, sólo ranas −musitó Aníbal convenciéndose.
Tratábamos de distinguir algo allá adentro a través de una ventana, sin mayor descubrimiento que un piano, un marco con foto o pintura o espejo y un sillón. Tres acciones se produjeron casi al mismo tiempo: El sonido de una puerta que se abrió, una luz que fue a estrellarse a la ventana y nosotros que nos acurrucamos. Sentí que el corazón me salía por la boca. Tras un rato allí acuclillados, Antonio fue irguiéndose muy pegado a la pared hasta que vi que su frente había pasado el vano de la ventana. Sin dejar de vernos hacía señas para que miráramos nosotros también. Poco a poco fuimos llevando nuestros ojos a la ventana (recuerdo que me raspé la nariz y fui el último en tomar posición).
El viejo estaba sentado en el sillón, con los pies estirados, balanceaba su cabeza y echaba humo por la boca. Comencé a temblar.
−Está fumando −dijo Antonio−, mi papá también fuma.
Yo estaba en otro mundo porque mis amigos bajaron sus cabezas rápidamente y yo me quedé atornillado viendo cómo giraba la suya el anciano hacia la ventana y fue entonces cuando reaccioné y bajé la mía pero juro que me vio; estoy seguro que no sólo me vio sino que me reconoció. No lo pensamos más, con o sin luz, salimos disparados y no paramos hasta estar en la calle sanos y salvos aunque Aníbal respirara muy feo, como atragantándose.
Al día siguiente −que era domingo− escuché que mi padre hablaba con alguien −como siempre casi gritando− en la puerta de casa.  Me asomé y allí estaba el viejo.  Otra vez comencé a temblar −quizás iba a quejarse de mí−. Mi padre acercó la oreja al anciano y vi cómo este abría la boca y dos largos colmillos iban directo al cuello de mi padre ¡corrí espantado a esconderme al jardín!
El corazón se metió en mi cabeza y lo escuchaba fuertemente mientras a la distancia veía que mi padre tomaba nota en su cuaderno de recetas y despedía al viejo. 

62 comentarios:

  1. Vaya con el viejo.
    Es de colmillos tomar.

    Acojona, eh...

    Saludos.

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  2. Sus colmillos deben ser bonitos. Blancos y relucientes. Dignos de un viejete como él.

    Besos, Julio.

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  3. Hola Julio!!
    Menuda historia!!
    Me recuerda a las de grupos de amigos,de niños,de películas basadas en los 50 ó 60,tipo Cuenta conmigo,It...
    Películas de vampiros,historias para no dormir...

    Me has asustado,jaja
    Un abrazo y un beso...en la mejilla o si prefieres en el ...cuello!!!!! jajaja

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  4. EN MI CASO NO ME HE ASUSTADO,YA QUE SOY VAMPIRA.LO QUE REALMENTE ME HA HECHO TEMBLAR HA SIDO ESA UÑA NEGRA,MUY NEGRA.
    BESOS,JA,JA

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  5. Ah sí, digo como Estrella... me recordaste esa veladas nocturnas contando historias macabras, donde el aire se espesa como en los pulmones de Aníbal :)

    abrazo(s)

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  6. Los niños aventureros engullidos por la curiosidad y el miedo,pueden llegar a ver cosas inimaginables.
    El viejo resultó ser un vampiro?
    Dar lo que se dice dar,da repelús como mínimo.
    Y es que el miedo no sólo se aloja en los niños,después de todo...
    Besos.

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  7. Que bonito Julio!
    Me ha encantado el relato, por las aventurillas que cuenta el muchacho, desde su visión inocente, como describe a sus amigos, con esa ternura y sencillez, con esa naturalidad, y sobre todo en el decir tierno de las cosas...
    Pero sobre todo me ha gustado mucho el relato porque has puesto en boca del niño la historia y eso lo ha enternecido mucho, su fantasia , sus miedos y temores...
    Me ha transportado a la infancia, donde , en las travesuras típicas teniamos una visión totalmente distorsionada de la realidad, porque era nuestra realidad, desde nuestro mundo mas o menos inocente.

    Que bonito, me ha enternecido mucho.
    Gracias Julio.

    Un abrazo fuerte.

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  8. Ay, que grandes aventuras se vivian en la pubertad! y que imaginación más rica! no como ahora en el que nada tienen que trabajar pues todo se les da hecho para que lo miren por un telecisor. Antes la chapa de la cocacola era un coche de carreras, las gomas con que nuestras madres sujetaban cinturas, era nuestro juego preferido para saltar y así hasta un etc. largo. Ahora no hay imaginación. No se lee. No se investiga. No se piensa en que un objeto puede representar más de una sola versión.

    Me encanta la imaginación de éstos niños. Es lo que le hizo vivir algo que no recordarán jamás.

    Un relato tierno, dulce y nostálgico.

    Saludos

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  9. Qué tiernooooo don julio!!!!!!Precioso relato de la niñez.Recuerdo a mi hermano y a mi,jugnaod en el jardín y un viejito como el que tu cuentas,que venía a pintar...a nosotros nos daba pániiiico el viejito,Quijano se llamaba y recuerdo una noche en la que dormiamos mi hermano y yo y a mi me dió un ataque de miedo jajajjajajaja y contagié a mi hermano!!!Los dos gritando como locos para que vinieran mis padres porque estabamos aterrados de miedo pensando en que venía Quijano.Cosas de la niñez.....¿¿¿Quién es mi torero preferido????jajjajajjajajajajajaj torerooooooooooooooo dos orejas y un rabooooooo

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  10. Un cuerno para escuchar? Eso es que no se habían inventado los audífonos. Entonces el tren era de vapor. Lo de la uña eso es que tenía el calcetín roto porque esa uña la tenía muuuuuyyyy larga y claro...jajajajaja

    ¡Imaginación al poder!

    Divertido relato Julio.

    Besos.

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  11. Amigo Julio, una narración que ha conseguido intrigarme. La de travesuras que habré vivido en las noches de verano con mis primos; nuestra imaginación no conocía límites y eso que dicen que la fantasía va a menos en la edad adulta pero en ti podemos ver la excepción, la conservas, sabes crear cualquier trama y hacer real lo inexistente.
    Un abrazo

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  12. Que bueno Julio!!! La imaginación infantil disparada...

    Besos desde el aire

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  13. Julio te he leido por ahi que tienes problemas con el ordenador. Es un portátil? a ver si va a ser cosa de la bateria que se está estropendo y la tienes que cambiar.

    Ya me dirás. Suerte!

    Besos.

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  14. Fabuloso, Julio. Un relato tierno, pleno de misterio, lo suficientemente sobrio como para que la imaginación se dispare.

    Realismo mágico perfecto.

    El viejo podía sufrir de hematodixia, pero yo creo que el niño veía vampiros donde no los hay porque necesitaba dar un toque misterioso a su vida más bien normalita.

    Pero también hay otra lectura más alegórica. Esa no la voy a explicar. Me quedo con la alegoría que es súper buena. Para que tus lectores piensen.

    Me encantó
    Te dejo mi enhorabuena
    Ana

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  15. los pucheros de kasioles21 de septiembre de 2011, 13:45

    Hola, buenas noches.
    Acabo de leer tu entrada y hay algo que no entiendo. Cuando los niños oyen bar-den bar-den, dicen que son ranas.
    Aquí las ranas croan, me refiero a los batracios. Esa otra palabra es desconocida por aquí.
    Por otra parte, los niños, pese a su corta edad, saben muy bien cuando obran mal, al sentimiento de culpabilidad, se suma el miedo a que el viejo lo haya reconocido y se lo cuente a su padre.
    Pero, por lo que deduzco, el viejo Barden sólo fue a la farmacia a encargar un medicamento.
    Gracias por aclararme lo de ortónimo.
    Abrazos.
    kasioles

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  16. ...¡¿Una uña negraaa..?!...¡¡¡qué repelús...!!!
    Seguramente el sr. Barden visitó la casa del papá para encargarle algun ungüento, para su uña..(negra..,muy negra),y la imaginación del chico hizo todo lo demas.

    ¡Qué buen relato,Julio..!
    He revivído mi infancia haciendo travesuras con l@s amig@s,cuando en las noches de verano, que eran las únicas que nos dejaban estar en la calle nuestros padres,mirábamos a través de la ventana de la srta. Carmen...,(la de la miguilla),para ver cómo se fumaba los cigarros que no se atrevía a fumar delante de la gente...,y luego se lo "chivávamos" a nuestras madres..,que nos daban un cachete en semejante parte,y eso sí..¡despues tenían comidilla para rato..jejejeje!
    LLegué a tenerle miedo ,..pero despues con el tiempo le profesé un gran caríño.
    Ufff..Julio...,¡cómo me enrollooooo...!
    Todo esto para decirte que tu relato de hoy me ha fascinado desde el título, hasta el punto final.
    ¡Fantástico!
    Te quengas tuena barde..! ve moy a bormir, duenas nechos..!
    Besooooos

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  17. Un relato trepidante Julio,con un misterioso personaje y su particular uña negra,muy negra,que no cambiaría de color ni aunque estuviera siendo relamida por la cortina del almacén jeje.
    Nos has enseñado con tu relato como el miedo puede sugestionar fácilmente a la mente humana,logrando distorsionar la realidad,esto es algo muy frecuente entre niños y adultos con escaso nivel cultural.Hay que operar,esa 'uñaca' ha de ser cortada con una motosierra antes de que cunda el pánico,es un consejo de amigo jeje.Un abrazo Julio.

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  18. JULIO....Que entretenido relato, me haces recordar a muchos de mi infancia, entre ellos uno terrible, que por años por las noches me despertaba al recordarlo,corrìa desesperada como escapando de algo y no saber bien el por que de ese miedo ( en un convento)nunca lo comentè a mis padres...salì sola de ese terror, si fuese ahora me hubiesen llevado a un psicòlogo.
    El señor Barden en ese entonces escondìa su dinero en la bota, como en la actualidad hacemos algo parecido por temor a los robos...no hemos cambiado nada....(el mundo fuè y serà una porquerìa)letra del tango....No pienso tan asì soy optimista...
    un Beso

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  19. Barden me recordó al personaje de Shylok, de corvas uñas y aviesa mirada, no sé por qué...
    Una descripción estudiada con minucia para crear el pánico en cualquier mente infantil.
    Un gran abrazo, Julio.

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  20. Estas historias contadas por chicos tienen un encanto increíble, tal vez porque todos nos remontamos a esas épocas de nuestra niñez al leer estos relatos que los hacemos fantásticos con aquella imaginación incomparable.

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  21. Entre la ternura que producen estos niños, -urdiendo sus aventuras-, y la manera de narrarlo desde aquellos ojos -en el candor de esa época- has logrado como resultado una historia pintoresca y entañable; las descripciones, tejidas con hilos de inocencia y sana picardía y ese terrible pánico que conlleva a elucubrar insospechadas situaciones. ¡Grande, Julio! Lo he disfrutado muchísimo. Un abrazo, querido amigo!!!

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  22. Cuanto poder descriptivo, se me iba representando el mismo bela lugosi mientras leía.
    A la par me dio una dulce nostalgia de la niñez y el sabor inocencia de mis primeras frutillas paranoicas,
    gran abrazo amigo Julio.

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  23. Que linda historia. Lo que hace la imaginación de los niños en esos años de puro descubrimiento. Excelente relato, como siempre, un maestro.

    mariarosa

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  24. La historia muy buena. Lo admirable es la descripcion detallada de los personajes y situaciones, que fui viviendo una a una. Chapeau

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  25. Me quedo con las ganas de saber si los colmillos hacían juego con la uña del pie, ja, ja, ja, ja!

    A algunos adultos todavía se nos dispara la imaginación cuando conocemos a señores Barden. Sin ir más lejos, el otro día un vecino de mis padres sacó una bolsa de basura de olor nauseabundo (no se pudo entrar en el ascensor durante horas!!). Todo el mundo pensó que la bolsa llevaba demasiados días en casa. Yo no.
    He disfrutado mucho la lectura de este estupendo relato; la frase "a tu edad ya me bañaba solo" no tiene desperdicio, jajaja!
    Un abrazo y un barrilito de kerosene!

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  26. "...poco a poco llevar nuestros ojos a la ventana..." una de las mlultiples frase que tejen el relato, un horizonte niño tiene cada una de las visiones de la infancia. Ranas, vampiros, uñas negras, miedoooo. Muy bien llevada la trama y el final delicioso, esa casi mordida imaginada por la fantasía, se desvanece ante la realidad al cierre del cuento
    -al anotar recetas su padre y despedir al viejo-
    Imaginación que irrumpe en la realidad de la mano del narrador-autor. Un beso Julio y ya no se puede repetir tanto eso de felicitarte... mejor un ¡Olé!

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  27. Todos hemos sido niños por lo que tu relato nos retorna a ese mundo en que nuestra fantasía era mas fuerte que la realidad. Recuerdo de pequeño haber vivido similares episodios con algún extraño vecino. Aunque dicho sea de paso en algunos casos aún me cabe la duda. Un abrazo Julio.

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  28. Miedo, mucho miedo amplificado por la fantasía. Pero que no detiene a unos niños en busca de aventuras. Un relato que nos transporta a la infancia en donde todos tenemos historias para recordar.

    Pase a saludar y leerte

    Un abrazo

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  29. Ay Julio, con tu relato de hoy me has transportado a mi infancia, a mi pueblo, allí había un señor también muy siniestro al que siempre planeamos espiar y un día decidimos hacerlo....algo parecido a tu relato, en una noche de veranos nos acercamos a su casa...nos asomamos por una ventana....era la cocina y el hombre este tenía un hacha en la mano... salió de ella y se encaminó a otra estancia de la casa pero no sabiamos cual....de pronto empezamos a escuchar los gritos y chillidos de su mujer....los pelos se nos pusieron de punta...la estaría matando??? nos volvimos locos buscando otra ventana por la que mirar y no había manera. Uno de los chicos que era un poco mas mayor, se atrevió a dar un empujón a la puerta y la abrió...todos, aunque muertos de miedo entramos tras de él...en dirección a donde se oían los gritos...llegamos al salón y allí estaba sucediendo todo.....el señor este le estába quitando a su mujer la escayola de la pierna con el hacha!!!!!
    Es que era muy excentrico!!!!
    Nunca se me olvidará esa historia y el miedo que pasamos...y tu relato me lo ha recordado.
    Que miedito!!!!
    Besos Julio.

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  30. Con viejecitos así quien quiere pirañas jajaaj, donde dejó su candidez de abuelito feliz?, te olvidaste de ponerlo?
    Entre los colmillos blancos y la uña negra, vamos que voy a tener pesadillas.

    Besitos y sonrisas vampiresas :-)

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  31. ...Gracias...

    ¡¡Te costó un poco incluír tu caríta en mi barra de seguidores..eeehhh..!!jajaja
    pero al fín te decidiste.

    Duen bía...

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  32. Hola Julio!! Muy buen relato. me gusta como te detienes en los detalles que son los que describen a las personas realmente. Por ejemplo el nombre del almacenero (debía ser un inmigrante italiano), la uña negra de Barden es de un hombre introvertido pero que quiere mostrar poder a través del miedo y así hay otros que un relato se lea con placer. Me gusta mucho como escribes.
    Un abrazo

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  33. Barden, sin duda, un nuevo referente del género de para-terror. Julio: Estás rozando el zenit de la intriga, menudo relato empezando por el detalle de la uña negra de Barden, referido por Gabriela, que nos remite a las negras uñas de nuestro común amigo Berengario, el fraile batucón.
    Por nuestro páramo virtual te extrañamos y, lógicamente, reclamamos otra de tus aportaciones. Nuestro mundo está loco de remate pero estos apartados metafísicos aportan aire fresco a la petulancia que no rodea y corroe. Podemos ensayar el relato definitivo, leer tus ingeniosas historias o alterar los parámetros de a locura futbolística a base de imaginación. Estamos en ello. A seguir por la senda y un saludo afectuoso.

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  34. querido amigo...sabes que acostumbro a venir cada día a teer tus hermosos relatos...ya me empezaron las clases y me es imposible ,mas que nada por leerlo y despues pensar y escribir comentario.
    ¡¿verdad que me perdonas ?
    un abrazo
    Marina

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  35. Muy buena narraciòn Julio, con una descripcion verosìmil de situaciones y personajes, has logrado la atmòsfera perfecta¡.
    ¡me encanto¡
    besos

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  36. Me has hecho volver a mis recuerdos infantiles... Muy bonito, Julio.
    Un fortísimo abrazo.

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  37. Me encantan este tipo de relatos narrados por la visión de los niños, precisamente detrás de la ingenuidad se descubren las verdaderas almas de los personajes, la psique desprovista de edulcorantes.

    Un saludo

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  38. Que buena historia la que nos cuentas tocayo, practicamente nos vemos inmersos en la trama, acompañando sutilmente a estos inquietos patojos fizgones, todo un placer leerte amigo, desde Guatemala SL

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  39. Querido amigo,
    Sólo dos líneas para decirte que estoy enfrascado en resolver el problema de mi desaparecido blog. Ahora aparece como privado. Espero areglarlo pronto.
    Un abrazo.

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  40. Hola Julio...te felicito por este excelente relato, siempre es un placer disfrutar de tu prolífera imaginación...recibe un fuerte abrazo.

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  41. Querido amigo, ¡me dejas en ascuas! ¿Qué le diría o pediría al padre del niño?
    Realmente que la primera persona del relato, ese niño de 11 años, se vive, se percibe y es donde se asientan las visicitudes de la trama, esta lectora no sólo reconoce los bosquejos mentales propios del análisis que se hace a esas edades preadolescentes sino que comparte lo impresionable a esa edad –y a otras igualmente- por ello lograste que una se identificara gratamente con las pseudoconclusiones del niño-narrador.
    Pero el viejo Barden me parece una delicia de personaje –hete aquí las vivencias de esta lectora que son las que predisponen empatías y también, como el niño, atesoran percepciones- pues conozco bien un par de señores Barden, por tanto, este personaje es evocador para una de seres tan reales como cercanos.
    Pero, en definitiva, haces que el entrañable Sr. Barden, con cuatro puntales escriturales- sin incluir su potente bastón- sustente también la existencia narrativa de su homónimo (sí he querido decir homónimo) y que ambos formen parte de un mismo y precioso reloj de arena en el que uno de los senos debe su plenitud al evacuado del otro y que la edad contrapuesta posea una brecha en algún punto coincidente y que igualmente haya un transvase de emociones –probablemente al Sr. Barden también le pudo impresionar algo del niño y hacerle recordar a él mismo- y este maravilloso encuentro es lo que quiero resaltar hoy del relato de mi preciado amigo y escritor Julio pues ha sido un choque generacional brillantemente socavado por tu pluma y lo he disfrutado a rabiar ¡Sí, a rabiar!

    Un abrazo indomable.

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  42. Quando somos crianças a mente, fantasia cenários onde o medo está muitas vezes presente, faz parte do mistério do pouco conhecimento. Tudo parece suspeito.
    A sua história é magnifica Julio.

    Um forte abraço.
    oa.s

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  43. hola aqui estoy y vaya relato y el señor mayor que brios tiene yo esperaba que se cargaria el al hombro el bidon ...
    bueno estoy trabajando
    feliz fin de...
    un abrazo
    Marina

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  44. Magistral retrato de la época y los personajes con pocos pero certeros trazos para dejarnos al final con la duda de esos colmillos blancos reales o imaginados por el niño...Aunque todo lo que creemos o imaginamos de niños es real, nos damos cuenta de mayores que eso sólo podían ser imaginaciones cuándo creemos saber a ciencia cierta qué puede y qué no ser real.
    Me recordó cuándo era niño y hacíamos incursiones en una casa abandonada en el monte que, estábamos convencidos pertenecía al mismísimo Drácula...

    Me encantó este relato, enhorabuena como siempre.

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  45. Que imaginación! un gusto leerte
    Un abrazo
    Feliz viernes

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  46. ¡Extraordinario! En cada trabajo tuyo se respira arte, ingenio, inspiración y absoluta calidad! Muy bueno.

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  47. Julio, tengo problemas para entrar a mi blog. El técnico dijo que vendría ayer y no pudo , hasta la semana que entra podré saber que pasa, un horror,es algo de las cokies. A ver si haces un cuento con el tema. Saludos cariñosos.
    Los extraño amigos.

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  48. Toro Salvaje: Ciertamente, el señor Barden era colmilludo. Gracias por pasar, Toro. Un abrazo.
    Ene: Probablemente lo sean, aunque para el protagonista serán filosos y de ultratumba. Un abrazo y gracias.

    Estrella: De alguna manera la memoria de las emociones –que no la orgánica- funciona aquí para que se creen estas historias. Gracias por tu visita. Un abrazo.


    Morgana: Sabía que no te alteraría un cabello la historia, pero lo de la uña negra sí te haría reparar. Un abrazo.

    MariluzGH: Eran noches tan lindas –y terroríficas- metidas allá en la memoria, en las que muchos ibamos a acostarnos con los ojos muy abiertos. Un abrazo.

    Marinel: No, querida, fue la imaginación de los chicos quienes inventaron esa personalidad en el pobre señor Barden, que lo único que tenía era un humor de perros. Un abrazo.


    Gala: Te agradezco que disfrutaras este relato en primera persona, con la óptica, creencias y sentires de un chico de once años. Grande tu visita y comentario. Un abrazo.

    Mascab: Primero me disculpo, amiga mía, pero problemas técnicos me impiden dejarte comentario en tu fabulosa publicación sobre tu viaje (por Sanabria y los otros lindos lugares). Ya resolveré el asuntillo. Gracias mil por sentir tierno, dulce y nostálgico este relato. Un gran abrazo.

    Midala: Así que había un señor Quijano en tu niñez, qué bien. Y yo, y sólo yo, soy tu torero favorito. Ahora sí, feliz recibo mi “Torero”, orejas y rabo. Gracias mil por ello, por tu presencia y comentario. Un abrazo grande.

    Ion-Laos: No existían los audífonos, querida, y en aquella época utilizábamos un CUERNO para escuchar mejor, no nos preocupaba andar la media rota y que por allí escapara un dedo. Espero que tus manos estén mejor. Un gran abrazo.

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  49. Hola Julio, bueno, mis manos van a ratos.

    Si te apetece y quieres te puedo publicar el comentario a Mascab mientras arreglas los problemas técnicos.

    Buen finde, besos.

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  50. LOS PUCHEROS DE KASIOLES24 de septiembre de 2011, 2:27

    Hola Julio, buenos días.
    Ignoro lo que está pasando, pero me he encontrado en mi correo de gmail, varios comentarios para ti dirigidos a tu blog LA VOCAL ABIERTA.
    Intento entrar en ese blog, y cual será mi sorpresa que me dice que no existe ¿Es verdad?
    A Eduardo también le están pasando cosas raras.
    Ya me dirás.
    Abrazos.
    Kasioles

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  51. Sem o esquecer, adorei o misterioso Ssnor Barden.

    Um abraço,

    maria luísa

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  52. Un estupendo y bien escrito relato.
    Saludos

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  53. Generalmente he leído otro tipo de textos aquí, más poéticos, digamos, así que me dio mucha alegría ver un relato más extenso en el que muestras tus habilidades como narrador.
    Una historia con todos los elementos para dejarnos con ganas de más.
    Un abrazo.
    HD

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  54. Ana Muela Sopeña: Aprecio grandemente tus aportes, poeta; claro que hay varias lecturas, unas en la orientación académica, otras filosófica y las más orientadas a la misma percepción y enciclopedia del lector(a). Mil gracias. Un abrazo.

    Los pucheros de Kasioles: En la Literatura, querida, tenemos la LICENCIA de crear palabras, onomatopeyas, interjecciones y voces que no están registradas en diccionarios ni vademecum alguno; para el protagonista “bar-den” es el sonido de las ranas de su pueblo, así croaban aquellas, quizá los suecos tengan ranas con otros sonidos y los himalayos otros. En fin, repito algo que he dicho en anteriores oportunidades, NINGUNA de mis narraciones ni CUENTOS tiene ABSOLUTAMENTE nada ¡nada! Que ver ni con la experiencia, ni con el entorno ¡todo es ficción, fantasía, creación verbal! “Bar-den, bar-den, bar-den: ranas”. Un gran abrazo, querida. Los problemas de Google y mi ordenador no me permiten ir a saludarlos como debiera. Otro abrazo.

    Caribel Mano ¡perdón! Maribel Cano: Celebro que te haya gustado el relato, que te haya producido evocaciones de la infancia y que “te enrollaras”. Es halagador para un autor como tu servidor. Dambién teseo ana buenu parde tara fu tamilia. Abrazos.

    Bosón de Higgs: El señor Barden no tomará tu consejo con buenos ojos, amigo mío, aun así se lo diremos −es testarudo hasta la médula−, y tienes razón, el bajo nivel cultural crea fantasmas y mitos donde no los hay. Un abrazo grande.

    Doris Dolly: Me has recordado, tú también, ese Tango de Discépolo: “Cambalache”, y para continuarlo diré: “…en el 510 y en el 200 también, pues siempre habrá chorros y no sé cuánto y no sé qué”. Tengo la letra por algún lado. Un abrazo y gracias.

    La Zarzamora: Pues me alegro por el señor Barden (no conozco a tu Shylock) que posee arquetipos de terror espeluznantes. Mil gracias por venir, por estar siempre con nosotros y dejarnos tus apreciaciones de lo leído. Un gran abrazo.

    María Cristina: Tienes muchísima razón, los relatos ganan terreno en las emociones cuando la primera persona (el narrador) es un chiquillo, nos encuentra a nosotros mismos recordando la infancia. Mil gracias. Un abrazo.

    Diana Profilio: Tu presencia, tus apreciaciones, tu solidaridad, sabes que es muy importante para Hablapalabra y este autor. Saber que complacemos el gusto literario de estupendos escritores y escritoras es, valga la vanidad, un logro de este espacio. Muchas, pero muchas gracias. Un abrazo.

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  55. Juan Ojeda: ¡Es cierto, amigo mío! También a mí me sonó reminiscente escribir este relato, de pronto aquella voz del protagonista se hermanaba con mis recuerdos, esa exaltación de pequeñas cosas magnificándolas terriblemente. En fin, mil gracias por tu paciencia con estos relatos, Juan, y a usted, señor Ojeda, un abrazo grande.

    Mariarosa: Así es, amiga mía, es impresionante la imaginación de nuestros niños, y te lo digo, bien orientada ¡sería fabuloso para la literatura! Mas, luego viene el adulto y le echa a perder los sueños, la inventiva, la creación. Hablo de balances, ni muy muy ni tan tan. Un abrazo.

    Lapislazuli: Reconozco que tuve suerte con el material verbal que fue apareciendo en la narración y que nos permite conocer (muy bien) el entorno. Gracias mil. Un abrazo.

    Mercedes: (Cuando tengas tiempo pasa por A Viva Voz) La imaginación, qué portento el que tenemos, querida Mercedes, un potro salvaje al que hemos de someter para que no nos lleve al precipicio, pero ya amaestrado ¡voilá! Un gran socio escritural. Un abrazo.

    Leticia: Apreciada escritora, sabrás y sabrán disculparme por la ausencia mía en sus espacios pero tengo problemas con mi Ordenador y en algunos espacios es Google quien no me deja comentar, en fin. Te agradezco la paciente y atenta lectura, pero más agradezco la enriquecedora apreciación. Un abrazo grande.

    Karras: Me encanta que aclares que en muchos casos ¡aún persista la duda! Bueno es aún dudar de la veracidad y que la incertidumbre de la memoria deje retozar al niño que llevamos dentro ¡fantástico! Por algo eres tan hospitalario con los animalillos y vives gozándote del vegetal que nos da la vida. Un abrazo, amigo mío.

    Daniel Eduardo Gómez: Agradezco que pasaras, amigo, ya me tendrás con más frecuencia en tu espacio acompañando tus letras y decires, sólo he de resolver algunos asuntos con este socio mío (ordenador) que está rezongón últimamente. Un abrazo.


    METAMORFOSIS: ¡Me asustaste! De pronto te vi –con tus amiguitos− presenciando una escena macabra. ¡Qué barbaridad! Así funciona a veces, la literatura, amiga mía, como un disparador y evocador. Mil gracias por tu cariño, permanencia y comentarios. Un abrazo.

    Simplementetu: Cosas de la ficción de este protagonista, amiga mía, lo que sí es cierta es su uña negra, bien negra ¡muy negra! Es la uña más negra con que me he encontrado en un relato, ni siquiera en el teatro (dramaturgia) me he encontrado un personaje con una uña tan negra como la del señor Barden, es que tendrías que verla ¡negra, negrísima! Gracias por acompañarnos, querida. Un abrazo.

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  56. Maribel Cano: Mi querida amiga, cuestión de tiempo, para cumplir con todos, a menudo voy a lo mío, leerles y comentar, pero un día me di cuenta que tenías tu espacio de seguidores y un Julio Díaz-Escamilla me dijo: “Oye, ve e inscríbete”, pero por falta de tiempo no pude, así que dejé a otro Julio Díaz-Escamilla siguiendo el protocolo de Seguidor. Finalmente no sé cuál de los Julio Díaz-Escamilla se haya registrado, pero ya estoy(estamos) allí en tu casita. Un abrazo.

    Gabriela Maiorano: Es un honor que una escritora como tú perciba de buen agrado el estilo narrativo de esta historia. Personalmente también me ha gustado el despliegue de “detalles” en los que el narrador se detiene y que nos sirven (autor-lector) a todos para comprender la psiquis de los personajes y fábula. Un gran abrazo.

    Penyabogarde: Mi buen amigo, sabes que disfruto de tu Peña y tus amigos, sobre todo del festivalero Fray Berengario, pero los problemas técnicos me impiden ir a visitarles, confío en que mañana venga un técnico y repare los desperfectos. Muy de acuerdo contigo en que la Literatura, la lírica, la ficción pueden hacer de este mundo y sus sociedades, lugares más vivibles con armonía, hermandad y entusiasmo. Un abrazo y saludos a todos mis bogardianos amigos.

    CUATRO ESPECIAS Por ELENA ZULETA DE MADARIAGA: El señor Barden, amiga mía, te lo digo, es un hombre bien plantado, pero no un vampiro como lo imaginó el protagonista de esta historia. Gracias por pasar. Un abrazo.

    Marina Emer: Pero mi querida poeta, por favor, no corras, sé de tus múltiples ocupaciones, además de atender lo tuyo –que es prioritario para tus lectores−. Sabemos que estás con nosotros y que cuando puedes nos comentas. No hay nada que disculpar. Mil gracias (yo mismo no he podido visitar a mis entrañables amigos y amigas). Un abrazo.

    Norma Ruiz: Un abrazo a ese “¡me encantó!” que nos asegura que volverás a acompañarnos. Y otro abrazo para que vuelvas. Gracias mil.

    Towanda: (Pasa por A viva voz, amiga mía) Muchos hemos vuelto a las calles, casas, charlas nocturnas y galerías de nuestra infancia, amiga mía, muchos lo hemos hecho con este relato. Un abrazo.

    Aníbal Jaisért: Muy de acuerdo contigo, poeta. Los narradores infantiles son más frescos en sus decires, más francos en sus percepciones y mucho, mucho más imaginativos que los narradores adultos quienes, por alguna razón, están muy estructurados. Un abrazo.

    STARLIGHT: ¡Me encantó lo de patojos! Para mis demás amigos, en Guatemala a los niños se les llama “patojos o chirices”, en Honduras y El Salvador: “cipotes”, en México: “escuincle”… en fin, nuestros idiolectos, qué sabroso es recordarlos. Gracias por tu lectura, Julio chapín. Mil abrazos hasta nuestra Guatemala de la eterna primavera, tierra del Son, de la Marimba y las guapas mujeres.

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  57. Eduardo Muñoz: Lamento mucho todo el embrollo en que te ha metido Google, Eduardo. Yo, hace dos días ni siquiera podía acceder a mi cuenta de gmail (Error 503 inténtelo más tarde). En fin. Que todo se te resuelva con bien. Un abrazo.

    Cinarizina: Mil gracias, poeta amiga. El que sean disfrutables las narraciones o cuentos es una ventajosa tranquilidad para este autor. Un abrazo gigante hasta Nicaragua.

    Gabriela Amorós: Ciertamente ha sido un golpe de suerte que la narración la condujera ese pequeñín de 11 años, vivaracho, imaginativo y miedosillo, pero ¡coincido contigo! Me encanta el señor Barden, como recurso literario, como personaje. Vive solo en una casa donde se produjo un suicidio, el bastón, su aspecto morfológico, sus gestos, bastón, uña, bota, sobre, dinero, en fin… Tu descubrimiento es impecable ¡felicitaciones! Tienes una agudeza sorprendente ¡hay dos señor Barden en la narración! El vecino y el creado por la inventiva del narrador. ¡Ha sido estupendo escuchártelo −sí, escuchártelo− decir! Asombroso. Gracias por tus gentiles aportes, admirada poeta. Gracias. Un abrazo.

    Oceano Azul.Sonos: Maravilloso que nos acompañes, dulce poeta, que nos leas, que te solidarices con tu tiempo con Hablapalabra. Impagable. Un abrazo.

    Marina-Emer: Y no, no cargó el barril, tonel o bidón, para ello había dos chicos fuertes afuera esperando en su carreta. Gracias por robarle tiempo al tiempo, amiga mía. Un abrazo.

    Clochard: ¡Qué lindo lo de la evocación, amigo mío! De alguna manera, todos, o casi todos, hemos tenido una casa fantasma, misteriosa al alcance, o un personaje extraño, callado y casi de ultratumba… de niños, por supuesto. Gracias por tu lectura, Javi. Un gran abrazo.

    Rosa.E: Gracias mil, amiga mía. No le quito el aporte al lector y lectora, ahí es donde se produce al final la historia, en la mente de quien lee. Un abrazo grande.

    S.A.D.E. FILIAL VILLA MARÍA: Qué enorme gusto volver a tener noticias vuestras. Mil gracias. Un abrazo.

    Leticia: Hoy habría de venir un técnico a ver mi ordenador y podrá hasta mañana, alguna pandemia técnica nos está haciendo la vida imposible. Y sí, es un buen disparador toda esta parafernalia de blogs, Internet y etcéteras. Un gran abrazos, y que resuelvas lo tuyo.

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  58. Ion-Laos: Me alegra que tus manos vayan mejorando. Posiblemente tenga que molestarte, amiga mía, para dejar comentario en el espacio de Mascab, esto está terrible, es como tener las manos atadas. HASTA HOY pude entrar en MI BLOG y cumplir con la respuesta a los comentarios ¡es un infiernillo! Un abrazo.

    LOS PUCHEROS DE KASIOLES: ¡Imagínate! Es lo que decia a Ion-laos ¡esto es una locura! ¿Comentarios para mí en tu CORREO de gmail? ¿Dirigidos a mi blog LA VOCAL ABIERTA? No sé qué ocurra, quizá las máquinas ya comenzaron su revolución. Haré averiguaciones, querida. Un abrazo grande.

    María Luisa Adães: Gracias por venir, poeta, y dejarnos tu comentario. Un abrazo.

    MarianGardi: Aprecio tu comentario, amiga mía, ello, casi nos garantiza que te tendremos siempre por esta tu casa. Un gran abrazo.

    Humberto Dib: Ocurre querido escritor, que administro dos espacios A viva voz donde publicamos Poesía, y Hablapalabra donde la Narrativa es una princesa cuyos reyes y reinas son los lectores. Un abrazo.

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  59. La imaginación de los niños es desbordante, de cualquier cosa inventan algo…hasta historias de vampiros. Me ha recordado las historias que nos contaban los monitores cuando íbamos de campamento junto al fuego de la hoguera.
    Siempre nos haces sentirnos personajes de tus historias. Genial como siempre. Un bessito

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  60. Lo que es la imaginación infantil!, me gustó muchísimo!!! Bien caracterizado el viejo, con ese "detalle" que tanto llama la atención al protagonista.
    Me voy con el viejo diciéndole que a los once ya se bañaba solo, jajajaja

    J&R

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