jueves, 19 de mayo de 2011

Conspiraciones

Laura vendía ropa interior por catálogo, él daba clases en la universidad.  Para el ingeniero, su mujer no existía más que cuando llegaba y la veía en casa o ella lo hablaba por teléfono, hasta que la convulsión alcanzó a la casa de estudios y el ejército intervino desde Nixon –una calle− hasta la Bush −otra calle−, y en medio de estas dos arterias citadinas −como tontamente se leía en el periódico− la Universidad de Santo Tomás quedaba en manos de las fuerzas armadas.
Pachequito −así le decían en la universidad− no tuvo más remedio que aliarse con su mujer para sacar adelante el presupuesto familiar −una menor de edad aún en casa− y, reconozcámoslo, Laura fue muy lista convenciéndolo para que mostrara el folletito a todo color a sus colegas.
Pero el ingeniero amplió su radio de acción a otros profesionales y fue a visitar a varios.  Algunos se quedaron con el catálogo y otros simplemente lo evadieron.  Laura se sintió defraudada porque ella hacía, por lo menos, dos ventas diarias, y después de un mes su marido no podía concretar una sola.
Se lo volvió a repetir, lentamente, “eres tu propio jefe, no tienes horarios y no tienes límites en ventas ni ganancias; además –recalcó−, obtienes premios por ventas, y éstos son los mejores productos para los mejores clientes.  Olvídate de la universidad”.
El ingeniero arrugó el entrecejo.  Objetivamente no entendía cómo sus conocidos no adquirían esos productos tan convenientes, a esos precios tan convenientes, con marca, envase y aplicaciones tan convenientes.  Planteó mejor sus ideas, graficó un plan de acción, lanzó nodos de cumplimiento, y estructuró un organigrama impecablemente eficiente.  No más colegas, no más profesionales.  El mercado meta, el grupo objetivo estaba a la vista, la riqueza comenzaría a entrar en esa casa, y él volvería a tener el reconocimiento de su mujer.
Durante dos días anduvo por la ciudad y se negó a compartirle a Laura sus movimientos y negociaciones.  Al tercer día, le mostró su plan.
Estos son los 27 comandos, sólo en la capital −le dijo a Laura, quien presumió que su marido estaba loco−, en ellos hay 243 oficiales superiores, redondeemos a 240. Digamos −añadió− que sólo el 50% se interesa en estos productos, o sea, 120 clientes; porque los demás compran o roban en el mercado interno.  De esa cuenta, yo te daré nombres y proveeré citas para que tú −lo subrayó− los visites y vendas.  Ellos son más débiles con las mujeres  −Laura quiso oponerse, pero Pachequito, el ingeniero, su marido, el estratega, el mercadólogo estaba inspirado−. Mañana −dijo impasible− tienes cita con el teniente Corrales y el coronel Flores.
Entonces ella se lo dijo: Son mis clientes y no los veo hasta dentro de dos semanas.
Bien −respondió él−.  En la tarde de mañana tienes cita con el Capitán de Fragata Mullido y el capitán Rigoza. 
También son mis clientes –dijo Laura−.
Entonces −Laura lo interrumpió−… 
Todas estamos con el ejército, de una u otra manera.  Yo sólo les vendo lo que hay en ese catálogo, a veces.
Pachequito no lo creyó y entonces sí odió al Ejército.

16 comentarios:

  1. Interesante relato, como el devenir y las desavenencias familiares hace que se subraye más la falta de comunicación en una pareja. Me gusta como personificaste a Pachequito, me pareció genial me recordó a un personaje de Vargas Llosa. Me gusto el remate de la historia, me encantó besos

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  2. Uoops, vaya con Laurita.. :)

    Cuantos sabores al leerte, Julio.

    Te beso

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  3. Interesante... y que buen final. Me gusta este nuevo lugar tuyo y esta otra forma de escribir.
    Un beso.....

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  4. Pobre Pachequito después de romperse los cascos en un estudio de mercado con promoción incluida... :)
    Un abrazo

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  5. Qué ingeniosos tus cuentos y qué amenos de leer. Me gusta el fino sentido del humor que utilizas en ellos.

    Volveré a seguir leyéndote.
    Un saludo y gracias por la visita.

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  6. Mixha Zizek: De pronto recordé a un personaje de una telenovela Mexicana (Gutierritos), abyecto, pusilánime y tímido. Ya ves, los recuerdos también se transforman y ¡aparecen estos relatos!
    Gracias por venir.

    Lía: Viniendo el comentario de una "escribidora" como tú, me acomodo en el ancho sillón de la vanidad. Estupendas, tus letras. Gracias mil.

    Oriana Lady Strange: Ya ves, amiga mía, la palabra ejercitada en otro frente. Y con vuestra generosidad, negocio redondo. Un abrazo.

    Oteaba Auer: Pienso que en lugar de más programático, formalista y metodológico habría de dedicarle más tiempo a doña Laura. Gracias.

    Quelle Rpp: Siento, querida amiga, que en la mejor forma posible, la narración ha de contener de todo: tragedia, erotismo, intriga, horror, dulzura, pero sobre todo, no va mal alguna gotita de buen humor (o malo, o negro, o ácido, o rojo). Gracias por llegar.

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  7. Una buena historia. El pobre marido se rompió los cuernos por hacerlo bien, y aún así...

    Abrazo

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  8. Qué difícil es vender!!!
    Buen relato y un final estupendo, me dejó impresionada.
    Me gusta este blog porque es otra perspectiva de tu escritura.

    Un abrazo

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  9. la natural fluidez, el curso de tus narraciones acaban dándome de bruces con finales inesperados, turbadores, magníficas cascadas de cambios de perspectiva que derivan, tras caer a sus pies, en más ríos de posibles.
    abrazos, sinceros

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  10. José Jaime: Aún así, amigo mío, la vida continúa. En fin. Un abrazo y gracias por venir.

    Princesa 115: Sí, poeta, aquí la palabra se va por otras galerías, otros túneles -recordé a Sábato- y otros caminos creacionales. Un abrazo.

    Kynicos: Mi escritor favorito, he ido a tu blog, e imposible dejar comentarios a tu magnífica narrativa. Sigo intentándolo. ¿Sabes? Todo comienza con una frase, luego la palabra se desparrama para dar testimonio de éso que está escrito más arriba y que, quizá, tontamente nombré: Conspiraciones.
    Un honor que estés aquí. Un honor que todos estén aquí acompañando este rinconcito.

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  11. povechito el ing. jejeje
    las mujeres sin duda algunas somos unas estrategas por naturalezA!

    saludos bello amigo!

    - Orquídea negrA!

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  12. Hola Julio,
    Los hombres hacemos de todo por complacer a nuestras mujeres, este Pachequito me ha divertido bastante con sus estrategias de venta.
    Un abrazo amigo.

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  13. Difícil la vida del vendedor... Más difícil aún la vida del casado...

    Me gustó mucho tu forma de escribir.

    Un saludo

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  14. Orquídea nEgrA: Ya lo has dicho, poeta amiga, "povechito el ingeniero", pero lo que más lamento es que haya dado cabida a un sentimiento tan negativo como el odio. Cosas de los personajes. Un abrazo.

    Guille: Muy inteligente en su trabajo (métodos de la eficiencia), buenazo en la universidad, pero muy ingenuo en la practicidad de la vida. Sé que andas con el tiempo acortado, por ello valoro tu visita. Un abrazo, amigo mío.

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  15. que dificil la vida de un vendedor...:):)

    Bonito relato,voy a seguir leyendo.Son cortos y con mensaje,como los mios. Un saludo,y un placer leerlo.

    http://ponerunaqueja.blogspot.com/

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  16. Muy buen cuento, Julio. Las ventas son las ventas y la vida de casado se supedita...

    Encantadora la descripción del maridito.

    Un final matador.

    Un placer de lectura
    Un abrazo grande
    Ana

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