Josefina tiene la mirada inundada de tristeza. Sus ojos son dos cristales azules, llenitos de esa pena tan inmensa del Mar del Norte donde los témpanos se estrellan ansiosos contra los fiordos en la corta primavera, en una inmolación violenta de secreta espera.
Vive sola. Aquí en su cabaña, casi al pie de los riscos, donde la ventisca hiriente somete a fría prueba, día y noche, la madera y los huesos, la esperanza y el desaliento. Por la ventana mira a veces al pueblo, allá abajo, quieto y callado, como si sobre él se hubiesen congelado para siempre el sueño y el silencio.
De cuando en vez, los pescadores que regresan al atardecer entre la niebla, entonan viejas canciones, y en la helada playa los recuerdos flotan en espesa bruma y se abren paso hasta ella, que revive, como la llama de una vela que creímos apagada, escenas pasadas; como cuando con su madre, esperaban en el viejo muelle el regreso de su padre. Ella, apenas una niña; su madre toda una vikinga; y su padre, viejo lobo de mar a quien un tiburón había arrancado una mano.
-A buscar marineros muertos.
-¿Para qué?
-Para sentirse mejor.
Un silbido la vuelve a la realidad. Suspendida sobre ardientes maderos en la chimenea, la jarrita la llama ansiosa para que la retire del fuego. La leche espesa y olorosa, cae sobre su tazón de barro negro; dos trozos de chocolate se deslizan hasta el fondo y Josefina los remueve ausente, como batiendo pretéritas imágenes.
-¿Por qué lloras, padre?
-Extraño a tu madre.
-¿Por qué mueren las madres?
-Así nos castiga el cielo.
Aquel hombre, curtido por el tiempo, subía cada tarde a los riscos después de la pesca. Y allá estaba en lo alto hablando con sus muertos. Regresaba ya entrada la noche y ella fingía dormir, para que él sintiera que después de todo era una niña feliz. Una tarde ya no regresó más y a ella le cayó de golpe y para siempre, la tristeza y la soledad. Aún con la manteca dulzona del chocolate en sus labios, Josefina va hacia un baúl y de él saca el vestido de novia de su madre, ya amarillento por el paso irreverente de los años y opaca su pedrería por el vaho de recuerdos de tantos días pasados.
-Tu padrino Erick, le regaló este vestido.
-Abuelo ¿por qué ya no vino mi padrino?
-Se mató el día en que murió tu madre.
-¿Y por qué?
-Él debió casarse con ella.
Como una copia de aquel cuerpo que fue a la iglesia hace más de cuarenta años, Josefina se ha puesto el vestido y simula alegría dando vueltas por la estancia. "¡Padre, madre! ¿Qué les parece, no es precioso? Y Erick ¿lo han visto? ¡Vamos, apuren que ya deben estar todos en la iglesia! Padre, debes decirme cómo está vestido el novio. Madre, alcánzame los zapatos".
Josefina, ríe. Reconstruye imaginariamente aquel día en que se casó su madre. Hay gozo en su corazón y sus labios estrenan la sonrisa que debió haber tenido la novia. Corre al baúl y levanta, dichosa el velo, y con sus dedos arregla la guirnalda rodeada de encajes blancos. Lo coloca en su cabeza.
Josefina abre la puerta y un viento frío se cuela entre su vestido y su piel. Sale de su cabaña. Mira por última vez hacia el pueblo, le da la espalda y camina hacia los riscos. Una anciana a lo lejos la ha visto y sus ojos se llenan de lágrimas.
-Ve Josefina, ve mi niña. Ve a encontrarte con tus muertos...
Ufff!!! estoy helada por ese viento frío y húmedo que me ha llegado desde el mar del norte, a esta España mía de un caluroso día de verano...
ResponderEliminarQué tristeza me da la melancolía heredada de ésta niña desprotegida ,que te dijo se llamaba Josefina!
Pero debe ser tan triste vivir en una zona así, con una naturaleza tan arisca a las alegrías y tan sola y tan lejos de las gentes del lugar...Pobre mi niña adulta que no supo ver más allá de su zaguan!
Eres único, hoy me has trasladado al lugar más frío y triste de nuestro alma. Ese que nos muestra la luna de nuestro sol.
Un relato bello -cuanta tonterías digo para llegar a una frase sencilla de tan solo tres palabras, verdad?-
Besos.
Precioso.Divino.Percibes el frío helado y la tristeza inmensa. Eres un maestro!como decimos en españa...."Torero, torero" :):):) Mil besos
ResponderEliminarJulio, uma história triste e muito profunda, me tocou imenso. Quanto sentimento depositas em tuas palavras. Magnifico!
ResponderEliminarUm forte abraço
oa.s
Que tristeza.
ResponderEliminarEn este momento que estoy leyendo tu relato, tan triste, está cayendo una buena tormenta,y aunque es de verano y hay mucha humedad en la habitación, un helado escalofrío me transporta al entorno que describes para encontrarme con Josefina en esa casa llena de recuerdos, donde poco a poco ha ido perdiendo a las personas que más había querido y echaba de menos. La tristeza que ellas llevaron en sus corazones se habìa apoderado de esa niña-mujer y con las que estaba decidida a reencontrarse para tener la paz que tanto añora.....
Me gustaría decirle que no lo haga,que salga de allí,que hay un mundo fuera que desconoce y en el que puede haber mucho AMOR para ella, me gustaría decirle todo eso,pero no me iba a escuchar, porque cuando es lo que se desea...nada consigue hacerte feliz.
Un cuento de éxito, que me ha maravillado, saludos
ResponderEliminar¿Por qué mueren las madres?
ResponderEliminaruna frase que me parte el alma,
eso, por qué?
un texto excelente, bien acogido,
con palabras que piensan/asumen/
reblandecen... que placer.
Un abrazo artista
Qué precioso relato, conozco ese mar del Norte, ese viento frío que te sacude el alma. Me ha impresionado tu relato. Es muy muy bueno, descriptivo, sugerente, sublime... Felicitaciones. Me ha encantado. Julie
ResponderEliminarEs precioso dentro de su inmensa tristeza, dice y sugiere tantas cosas.
ResponderEliminarBesos
Triste relato. Es posible que a Josefina, la soledad, la llevara a la locura de encontrarse con sus muertos.
ResponderEliminarEso sí, ese mar tan helado, me viene de perlas ahora mismo, vaya agobio de calor!
Un besito Julio.
Aún tengo la piel erizada...
ResponderEliminarCasi me has hecho llorar...
Que relato tan triste de soledad... Que profundo silencio de vida.
¿Por qué se mueren los seres que amamos? ¿Por qué nos dejan solos a nuestra suerte?
Josefina en el fondo, era una mujer valiente. A pesar de todo, supo dibujar su mejor sonrisa para salir en busca de su familia...
Cuando la soledad es tu única compañera y vas en busca de una mejor vida... no puedes mas que andar decidida y feliz, tras de ti, solo dejas la nada...
Dios Julio! con textos así... nos matas!
En verdad es un relato para mención de gala.
Que angustia me has dejado en el alma...
Un abrazo.
Que historia triste, pobre niña.
ResponderEliminarMe he transportado a ese lugar y he sentido el frio y la soledad que justifican esa decisión.
Muy bueno!!!
Besos….
Se me ha escapado un sollozo al final, Julio. Cuánto sentimiento en cada línea y que majestuosamente has captado la esencia de vivos y muertos, ese fino pliegue que nos separa de modo efímero en este mundo.
ResponderEliminarEntre mi piel y el vestido se ha colado ese viento frío y has conseguido que ardiese mi corazón.
Un beso.
Se me ha caido el alma a los pies con esta historia.
ResponderEliminarEres gran escritor,pues sabes hacernos meter en la piel de tus protagonistas para bien y para mal.
Ahí he visto a Josefina caminar hacia los riscos con su tristeza pegada al vestido de novia envejecido...
Hermosamente triste.
Beso grande.
Esta historia ha sido perfilada con una delicadeza extrema, has mimado cada detalle que sus ojos sentían y sus manos ojeaban, nos has entregado la nebulosa de la soledad, entre el calor de ese hogar con dulce aroma y la escarcha de la intemperie, allí, entre uno y otro escenario, Josefina transita o más bien levita como niebla que empaña todo lo que traspasa su mente... el final derrumba hasta al más agil... impecable, poeta, tu pluma borda exquisiteces, mi más sincera enhorabuena.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gabriela- La emoción indomable
Uff!, dios mío Julio que triste, qué triste y que hermoso al mismo tiempo, como la vida misma es tu relato lleno de ternura, de dulzura, de dolor, de ausencias, de silencios y de añoranzas, lleno de todo bueno y malo como la vida
ResponderEliminarMil besitos gordotes
¡Cuántas inocentes preguntas respondidas con "simples" respuestas! Sencillas argumentaciones que resumen "complicados" e inexplicables misterios. Y una soledad -fría y desgarradora- mimetizada con el aún más frío y desgarrador escenario. Tristeza y desolación que envuelven esta historia y la escoltan hacia un final comprensible -aunque MUY triste- Desde mi emoción... un beso GRANDE, Sr. Escritor.
ResponderEliminarHola julio , esta si es una historia triste .. Según otras veces yo no quiero de parar de leer lo que escribes es mas de una vez te dije que era demasiado corta de esta vez, se me atragantaba la saliva y un dolor tenía en el pecho, soy hija y madre y pufffffffff
ResponderEliminarUna chica que no supo encontrar el camino de la felicidad mientras vivió pero al final -si es cierto que existe vida más allá de la muerte- fue féliz, al menos, lo fue unos minutos antes de partir.
ResponderEliminarMuy bueno, Julio
Me ha encantado
Un fuerte abrazo
Sabes crear ambientes en tus historias, Julio. Te felicito.
ResponderEliminarCon los muertos que no merecían morir hay que hablar de vez en cuando,para estar en paz.
Y con los muertos que merecen estar muertos...hay que perdonar.
Porque no supieron lo que hicieron, porque no vamos a arreglar nada ya, porque e lmundo no se queda esperándote y la vida sigue...
Un abrazo y gracias.
Muy bueno y triste a la vez, atrapas con tus relatos. Conozco esas tierras, una vez estuve y de verdad que son gélidas y muy frías, pero muy bonitas. Saludos.
ResponderEliminarinfinitas gracias Maestro por compartir tus bellisimas y sublimes letras, un besin muy grande de esta asturiana amiga y admiradora.
ResponderEliminarMuy bella historia, sublime Julio, me gusta muchísimo como enmarcas a los personajes y como se da el final casi místico.
ResponderEliminarbesos
Un suspiro salio de mi boca en este día triste. Gracias por compartir a Josefina...
ResponderEliminarSaludos desde el aire
que bonito relato Julio de "Josefina"...yo en poema escribo mucho sobre el mar ..ahora llevo una temporara sobre el amor y desamor a petición de mis alumnas para mi nuevo libro pero del lar tengo y como me llamo Marina aun más.
ResponderEliminarte deseo feliz entrada a Julio mi mes de nacimiento soy Cancer.
hasta otro ratito es un placer venir ya que verte te veo por muchos blogs de amigos mios .
un abrazo
Marina
Qué buen homenaje a todas las vidas que van a dar a los abismos,al mar; como escribió Jorge Manrique en sus rimas o como Alfonsina y tantos otros. Saltos al vacío de los que no temen a la muerte. Fantástico.
ResponderEliminarUn saludo,
Aníbal
Que lindo relato Julio, una maravilla...van sucediendo las escenas a ritmo de mar. Poeta, escritor gracias por poder aprender de tus letras.
ResponderEliminarUn beso
Mascab: También estuve allí, querida, en ese frío lugar, tan desolado de dichas y tan lleno de recuerdos y soledad. También estuve ahí, en ese rincón de la mente, observando a esta niña-mujer que ahora se aloja en vuestras mentes. Sé qué es triste el relato, pero bello. Gracias mil por estar aquí. Un abrazo.
ResponderEliminarmidala: Sepa usted, querida amiga mía, que de alguna manera eras esperada en hablapalabra, sólo para que gritaras a su autor: "Torero, torero". Me ha encantado tu homenaje. Gracias humildes.
OceanoAzul.Sonhos: Las emociones de este relato sólo pueden alojarse en el alma de quien reine en la poesía. Gracias poeta por tu visita.
josejosesita: "Que tristeza.". Cuando vi sus intenciones (de Josefina) también quise gritarla otras cosas, quise detener su fatídica decisión, pero los personajes no lo escuchan a uno... Simplemente cumplen su destino. Gracias por tu sensibilidad.
enletrasarte: Gracias por tus conceptos, amigo mío. Es importante para hablapalabra tu presencia. Un abrazo gigante.
J.Maseda: Hay preguntas, poeta amigo, que no tienen respuesta, no la lógica ni racional. Hay preguntas que parten el corazón de hombres sensibles como tú. Un gran abrazo, poeta.
ResponderEliminareltiempohabitado: Poeta, Julie Sopetrán, qué enorme gusto que pases por esta tu casa. Gracias por tus conceptos.
María: Muy de acuerdo contigo, escritora amiga, el relato se abre con su abanico de tristeza y desolación, pero va regando algunas gotitas de ternura y belleza (vanidad aparte), dicho esto con humildad. Un gran abrazo.
ion-laos: Presiento que Josefina resistió más allá de sus fuerzas, y un día, fatídico encuentro con un autor, se decidió. Un abrazo, amiga.
Gala(tea): Confieso, porque ustedes son mis cercanos amigos, que varias veces leo el relato y también se me empaña la mirada, y algo dentro mío se queda acurrucado con mucho dolor y angustia. Gracias por tus altos conceptos. Abrazos.
ResponderEliminarOriana Lady strange: Inevitable viajar a ese lugar y observar a Josefina, inevitable sentir su tristeza, su peregrina alegría y verla marchar a su destino. Gracias por estar aquí, Oriana, mil gracias.
merche marín: De alguna manera, poeta Merche, las palabras se abren ante nuestra curiosa mirada y de su vientre emergen, no sólo las descripciones, sino ese humor de emociones y sentimientos para involucrarnos con lo que ocurre con los personajes. Gracias por acompañar a Josefina. Un abrazo.
Uka.: No me crean un autor insensible, un observador indiferente a la tragedia o dicha de los personajes, también me queda esa gota de dolor, añoranza o una sonrisa plena en cada relato. Y me quedo con tus palabras que califican el trabajo: "Hermosamente triste". Un abrazo agradecido, amiga mía.
Gabriela Amorós: "(...)Josefina transita o más bien levita como niebla que empaña todo lo que traspasa su mente...(...)". Qué bien has definido el corpus del relato, poeta amiga... Corrijo ¡excelente poeta amiga! Tus conocimientos y sensibilidad fortalecen mi trabajo. Muchas gracias.
apm: En Dramaturgia he insistido que ya no podemos hablar de "Comedia, tragedia, erótico, thriller, teatro negro, verde o azul", sino que la escena ha de llenarse con pincelazos de todo. Lo mismo opino de los relatos, que sean un trocito de la vida misma. Te copio el saludo: Abrazos gordotes.
Diana Profilio: Los trocitos dialogales significan grandes espacios en la vida de Josefina, celebro que lo hayas descubierto y sentido así. Abrazo, además, tu solidaridad y comprensión con Josefina. Mil gracias, Diana, mil gracias.
ResponderEliminarAr@bia: A veces, queremos que termine algún sufrimiento de nuestros personajes. A veces es mejor poner punto final al relato. Te pido perdón por la reacción que te causó Josefina, tampoco yo salí indemne, también la he sufrido. Gracias, amiga mía, por estar aquí y vivir lo escrito.
Jessenia: Cuando vienes, y lees, y comentas, hablapalabra se pone de pie para abrazar tus palabras y sentires. Gracias ¡y muchas! por acompañarnos.
Piel: No quiero lavarme las manos, pues entiendo que el autor, alguna responsabilidad tiene -desde su experiencia y enciclopedia- pero, las más de las veces, soy ajeno al sufrimiento o dicha de los protagonistas. Un gigantesco abrazo, Piel. Un gran abrazo.
Magda: Son frías, páramos de hielo y soledad. Yo le he conocido hasta que me encontré a Josefina, si no, nunca hubiera estado allí. Un abrazo, sensible poeta.
OZNA-OZNA: Asturiana amiga, admiradora, poeta y reinvindicadora de las causas justas, gracias por estar aquí. Un abracín tierno.
Mixha Zizek: Hace mucho me salí de los estructuralismos y las metodologías narrativas; ahora hecho andar otra maquinaria para que historias, personajes y lectores, disfrutemos la aventura del "escribir". Un abrazo autoral.
Rosa: También yo he suspirado, amiga mía, también yo he reflexionado con las remembranzas de Josefina. Un abrazo desde el aire.
Marina-Emer: Me anticipo a desearte un feliz cumpleaños. Aquí entramos al invierno (Argentina), y deseo éxito a tu nuevo libro sobre el amor y desamor. Abrazos marinos.
Aníbal Jaisért: Gracias Aníbal. Gracias poeta amigo, por tu comentario, por tu presencia y por tus bellas letras. Un abrazo escritural.
Princesa115: Es un honor para hablapalabra que una poeta de tu estirpe nos regale su apretado tiempo, y no sólo eso, también nos regalas generosidad y aprecio. Un principesco abrazo.
Julio en estos días agonizo preparando un cuento relacionado con el mar. Leer acá, no sé por qué me ha trasladado hasta la brisa, el olor del mar ajeno a otros aromas, dueño y señor de los destinos. Sorpresa para mí, el tema y redondeada la historia, tanto que dudo no haya ocurrido de verdad. Excelente
ResponderEliminarJulio, passei para te dizer que com muito carinho te ofereço o meu selo em homenagem ao teu blog. És dos poetas que mais me emociona.
ResponderEliminarPodes encontrá-lo em http://oceanoazulsonhos-selos-ofertas.blogspot.com/
Um abraço
oa.s
Déjeme decirle que inevitable me fue derramar una lágrima...hermosa historia y quién sabe!la esperaza tal vez de Josefina de reencontrase con quienes ama.
ResponderEliminarAbsolutamente estremecedor.
ResponderEliminarQue pena y que tristeza.
Saludos.
déjame que me siente en tu entrada y como tu anciana, despida a josefina, nuestra josefina, mi josefina... yo mismo.
ResponderEliminarun abrazo enorme, amigo, maestro, julio
Que tristeza deja esta entrada por favor, no se como contuve el llanto, nada al final tendre que dejarlo salir si no el nudo dice que no se quiere ir, snif snif
ResponderEliminarMuy bien narrado y emotivo, como siempre placer pasar por aqui, y un beso que te dejo sobre el quicio, cuando quieras lo recoges querido amigo, :)